La elaboración del vino es diferente en cada lugar, pero hay lugares que son más diferentes que otros, lugares en los que, debido a la altitud, al clima o a la pendiente del terreno, elaborar vino es realmente un trabajo para visionarios. La viticultura heroica cuenta historias de hombres y mujeres que conocen el esfuerzo, el sudor y las leyes de la naturaleza más extrema. Han elegido elaborar vino en lugares así con una única justificación: la gran calidad del resultado final. Porque cuando se habla de vinos como estos, siempre merece la pena.
¿Qué es un vino heroico?
Según el Centro de Investigación para la Viticultura de Montaña, para formar parte de los «héroes», un vino debe cumplir al menos uno de estos criterios:
Pendiente superior a 30°. Una viña en pendiente no se puede trabajar con máquinas, sino solo a mano, en condiciones límite, en las que es difícil incluso imaginar el cultivo de la vid.
Altitud superior a 500 metros. Los vinos heroicos suelen ser vinos de montaña, que experimentan importantes variaciones térmicas entre el día y la noche, por lo que necesitan un cuidado especial, día a día, fila a fila.
Terrazas y escalones. Debido a la pendiente, en la mayoría de los casos la vid se cultiva en terrazas, la única forma de agricultura posible en condiciones como estas, pero también una de las más fatigosas.
Lugares remotos. Pequeñas islas, laderas empinadas, glaciares, terrenos lávicos o arenosos: la viticultura heroica ama los retos más difíciles y no frecuenta las latitudes más transitadas, privilegiando lo extremo, el sueño, lo que va más allá de lo habitual. Terruños que dan vida a vinos tintos y blancos de gran calidad, sin concesiones fáciles, sin seguir modas pasajeras.
Por qué nos gustan
La viticultura heroica es un desafío a lo que se considera imposible, una apuesta enológica hecha en nombre de la calidad y la biodiversidad. Los vinos heroicos son, por definición, valientes, y por eso siempre nos gustan. Además, suelen ser grandes vinos, por lo que nos gustan aún más.