Vinos de Abruzzo: el alma salvaje entre Gran Sasso y el Adriático
La región vinícola de Abruzzo es una tierra de contrastes extremos: aquí, el Gran Sasso vigila los viñedos mientras la brisa del Adriático acaricia las vides, creando un terruño único que confiere a los vinos un carácter inconfundible.
El terruño: donde nace la magia
En las colinas entre Loreto Aprutino y Controguerra, la diferencia de temperatura entre el día y la noche puede alcanzar los 20 °C. Este choque térmico preserva la acidez natural y concentra los aromas de forma extraordinaria. Los suelos arcilloso-calcáreos aportan estructura, mientras que los arenosos hacia la costa realzan la mineralidad.
Los protagonistas autóctonos
Montepulciano d'Abruzzo: ¡No lo confunda con el toscano! Aquí desarrolla notas de violeta, pimienta negra y esa característica balsamicidad que solo los suelos de Abruzzo saben conferir. En las colinas de Teramo DOCG alcanza cotas de calidad excelentes.
Trebbiano d'Abruzzo: Olvídate del «neutro» que conoces. Los clones locales expresan una mineralidad sabrosa y, con el envejecimiento, notas de miel de acacia y almendra.
Cerasuolo d'Abruzzo: ¡No es un simple rosado! La breve maceración del Montepulciano crea un vino de color cereza y con una estructura única en el panorama italiano.
Pecorino: Salvado de la extinción en los años 80, este aromático vino ofrece notas de retama y melocotón blanco con una elegancia sorprendente.
Maridajes por descubrir
- Montepulciano Riserva + arrosticini: la grasa del cordero realza los taninos aterciopelados
- Cerasuolo + maccheroni alla chitarra: pura tradición
- Trebbiano + brodetto adriatico: la sabrosura del vino se une a los aromas del mar
Hoy en día, Abruzzo está viviendo un renacimiento extraordinario: los jóvenes enólogos redescubren las variedades autóctonas, mientras que la sostenibilidad se convierte en filosofía. Elegir estos vinos significa abrazar la autenticidad de una tierra que sabe contar dos mil años de historia en cada sorbo.