Viticultura heroica a los pies de los gigantes
El Valle de Aosta es uno de los territorios vitivinícolas más extremos y fascinantes de Italia, donde los viñedos se escalan por laderas escarpadas hasta los 1200 metros de altitud, a la sombra de gigantes majestuosos como el Monte Blanco, el Cervino y el Monte Rosa.
Esta viticultura de montaña, definida como «heroica» por las difíciles condiciones de cultivo, ofrece vinos de extraordinaria personalidad, caracterizados por su frescura, mineralidad y una impronta territorial inconfundible, fiel reflejo del microclima alpino y de los terrenos de origen morénico.
Un mosaico de variedades autóctonas
El patrimonio ampelográfico del Valle de Aosta es un tesoro de biodiversidad con más de veinte variedades autóctonas muy raras que solo sobreviven en esta pequeña región. El Petit Rouge domina la escena, protagonista del Torrette y del Fumin, mientras que el Picotendro (clon local del Nebbiolo) ofrece vinos de sorprendente finura.
Entre los blancos, el Prié Blanc, cultivado sin injerto, es la uva blanca más alta de Europa, junto con joyas como la Petite Arvine, de marcado sabor, y el Moscato Bianco, que aquí encuentra una expresión única en el legendario Chambave Muscat.
Las bodegas de referencia en la selección Tannico
Nuestra selección de vinos del Valle de Aosta incluye productores que encarnan la esencia de este territorio extremo: Les Crêtes, bodega de referencia con su amplia gama de vinos territoriales, desde el Fumin hasta el Chardonnay Cuvée Bois, y Grosjean, familia histórica que expresa lo mejor del Torrette y el Petite Arvine.