El gigante del vino francés
Languedoc-Roussillon es la zona vitícola continua más extensa del mundo, y se extiende desde las laderas de los Pirineos hasta el valle del Ródano, a lo largo de la costa mediterránea.
Esta soleada región, caracterizada por terruños extremadamente diversos —desde acantilados calcáreos hasta suelos volcánicos, desde llanuras marinas hasta laderas esquistosas—, ha experimentado en las últimas décadas un extraordinario renacimiento cualitativo, pasando de ser una zona de producción masiva a un territorio de excelencia.
Un mosaico de variedades de uva y denominaciones
La riqueza de Languedoc-Roussillon reside en su biodiversidad vitícola: las variedades mediterráneas como Garnacha, Syrah, Mourvèdre y Cariñena dominan los coupages tintos, mientras que Garnacha Blanca, Roussanne, Marsanne y Picpoul brillan en los blancos. Las denominaciones más prestigiosas, como Corbières, Minervois, Pic Saint-Loup y Terrasses du Larzac, expresan personalidades únicas, mientras que los vinos dulces naturales de Banyuls y Maury representan un patrimonio histórico inestimable, con técnicas de vinificación que se remontan al siglo XIII.
Innovación y respeto por la tradición
Nuestra selección valora tanto a los productores históricos que han redescubierto y valorizado variedades autóctonas casi olvidadas, como a la nueva generación de viticultores que, al adoptar prácticas ecológicas y biodinámicas, ha revolucionado la imagen de la región. Desde los vinos de gran personalidad del Roussillon, con su potencia mediterránea, hasta las etiquetas más frescas y minerales del interior montañoso, Languedoc-Roussillon ofrece hoy en día una de las relaciones calidad-precio más interesantes del panorama enológico mundial.
