Existe un mundo en el que los vinos son diferentes, ya sea por naturaleza o por elecciĂłn, por historia o por objetivos, pero sobre todo por filosofĂa. Ese mundo es el mismo en el que vivimos.
Estos vinos son mĂĄs complejos de concebir y elaborar: a veces requieren mĂĄs compromiso, a veces mĂĄs esfuerzo, a veces una mente abierta, a veces un ojo avizor y, a menudo, mĂĄs tiempo.
Los vinos artesanales son el resultado de una relaciĂłn simbiĂłtica entre la naturaleza y el hombre, que la apoya y la moldea sin alterarla nunca.
Nos gustan los vinos artesanales porque en cada uno de ellos reconocemos nuestro propio deseo de revolucionar las reglas y redefinir los lĂmites del mercado, pensando en el vino de una forma nueva, siempre con la mirada puesta en el pasado.
LO QUE TIENEN EN COMĂN
Los vinos artesanales comparten una serie de principios que van mås allå de los métodos y las certificaciones. Independientemente de si siguen principios biodinåmicos, los escarpados caminos de la viticultura heroica, o si prefieren las ånforas o las barricas. Estas son las piedras angulares de todo vino artesanal:
El vino estĂĄ vivo. Se puede considerar el vino como una simple bebida, o se puede considerar una sustancia viva, una expresiĂłn directa de la personalidad de quienes lo elaboran y del ecosistema en el que nace. Los vinos artesanales responden a esta segunda visiĂłn.
Respeto verdadero por la naturaleza y la tierra. No en un sentido abstracto o necesariamente ecologista, sino adaptåndose a los ciclos de las estaciones, a las leyes naturales del clima y las precipitaciones, creando vinos que cambian de un año a otro y nunca son iguales. Uso consciente de variedades de uva autóctonas, no para seguir el mercado, sino para preservar la autenticidad y la tradición.
Artesanal no significa antiguo. Los vinos artesanales no reflejan necesariamente la idea de un agricultor anciano que elabora vino como en el pasado, sino que son el resultado de la investigaciĂłn y la visiĂłn de todos aquellos enĂłlogos que experimentan cada dĂa con nuevas tĂ©cnicas, tanto en el viñedo como en la bodega, para producir vinos lo mĂĄs verdaderos y autĂ©nticos posible (y, si es posible, sin sulfitos añadidos).
El placer de beber es lo primero. Mås allå de las técnicas y las reglas, el vino se elabora para el placer de quienes lo beben, entendido como descubrimiento, sorpresa, sabor, bienestar y disfrute sensorial e intelectual.
MĂĄs allĂĄ de las convenciones. Quienes elaboran vino de forma artesanal no temen replantearse lo bĂĄsico, rechazando el «asĂ se hace» en favor de abrazar todas las posibilidades del «tambiĂ©n se podrĂa hacer asĂ».
Las modas se crean, no se siguen. Algunos vinos artesanales tambiĂ©n estĂĄn «de moda», pero lo importante es que fueron ellos los que abrieron el camino: el mercado les siguiĂł, transformando una filosofĂa en Ă©xito.