GIANFRANCO FINO

Es más único que raro: ningún otro vino italiano ha conseguido reunir a todo el mundo como el célebre "Es" de Gianfranco Fino, que ha sido premiado sistemáticamente por todas las guías de vinos. Un Primitivo de Manduria capaz de situarse en el estrecho círculo de los grandes vinos italianos en pocos años.
La aventura de Gianfranco comenzó en 2004 con la compra de un antiguo viñedo de alberello de tan sólo dos hectáreas, que posteriormente se amplió a dieciocho. Un "lugar especial" -como le gusta llamarlo al propio Gianfranco Fino- formado por cepas de entre cincuenta y noventa años.
La filosofía de trabajo de Gianfranco y su esposa Simona es clara y aparentemente muy sencilla: un cuidado maniático del viñedo, rendimientos muy bajos, pocas intervenciones en la bodega, sólo destinadas a potenciar la limpieza expresiva natural de la primitiva. Además, la misión de la empresa también ha sido clara y aparentemente sencilla desde el principio, orientada a la elaboración de vinos con una marcada identidad territorial, partiendo de aquellas viñas viejas que, de cincuenta años de edad, alcanzan hoy casi un siglo de vida.
El resultado es una especie de alquimia perfecta que ha llevado a un éxito tan inmediato e importante que no sólo la zona de Manduria, sino todo el sector vitivinícola de Puglia, ha recibido una nueva mirada. Una región que ha encontrado su intérprete más prestigioso en Gianfranco Fino. Gracias a la fama que se ha ganado la bodega en muy poco tiempo, basta pensar, por ejemplo, que "Es" 2008 fue elegido para ser servido durante la Cumbre de Jefes de Estado del G8, que se celebró en L'Aquila, y también fue seleccionado, maridado con quesos, para amenizar el banquete privado de la reina Margarita II de Dinamarca con motivo de su 70º cumpleaños- la bodega es ahora un destino continuo de las visitas de los enoturistas, y sigue por la senda de la máxima excelencia, ofreciendo nombres ahora bien conocidos en el panorama vinícola, como "Jo", "Es più sole" y "Simona Natale". Vinos mágicos.