TARLANT

Según los archivos históricos locales, era el año 1687, y mientras se desarrollaba la guerra de la Gran Alianza entre los borgoñones y los Habsburgo, Pierre Tarlant comenzó a cultivar sus viñas en el pueblo de Gland, en el distrito de Aisne (región de Nord-Pas-de-Calais).
Desde aquellos años, el vino sí se ha puesto en copas, el negocio se ha transmitido de generación en generación y lo que tenemos hoy es una maison histórica, pero que ha sabido renovarse con el paso de los años.
Actualmente en Euilly, la sede de la maison es Benoit Tarland, maestro en la OIV (Oficina Internacional del Vino) asistido por su hermana Mèlanie y Jean-Mary, diplomado en la famosa academia de champán de Avize.
Los tres comparten una visión muy personal y fascinante de cómo hacer vino, y han conseguido hacerse un hueco en el panorama nacional gracias a su particular saber hacer.
Vienen de más de tres siglos de experiencia, pero a menudo esto no es una garantía. Por el contrario, pensamos que seguir los éxitos del pasado es un reto complejo al que hay que enfrentarse cada día.
Hay 14 hectáreas de viñedos y 4 "crus" diferentes, 55 de los cuales se encuentran en los pueblos de Oeuilly, Boursault, St-Agnan y Celles-lès-Condé.
Las variedades plantadas son Pinot Noir, Chardonnay, Pinot Meunier, Pinot Blanc y Petit Meslier.
El cultivo es muy respetuoso con el entorno y se guía principalmente por la propia naturaleza, con el objetivo de salvaguardar la biodiversidad y los microorganismos que la pueblan.
Podríamos hablar de las técnicas tradicionales de prensado utilizadas, de las clarificaciones naturales, de la ausencia de fermentación maloláctica o quizás de la ausencia casi total de dosificación, pero esto casi seguro que le aburriría.
Concluyamos, pues, diciéndoles que lo que se produce en la Maison Tarlant es algo que posee una vivacidad natural en su interior; una especie de perlage muy fino, bello tanto a la vista como al gusto, diseñado específicamente para expresar la apertura y la veracidad del Champagne en su forma más pura.