RONCO DEL GELSO
Ronco del Gelso se fundó en 1988, cuando se produjo el primer embotellado de esta empresa, que pasó de la ganadería a la viticultura.
Los viñedos, entre el Isonzo y las colinas del Collio, se encuentran en suelos pobres, finos y pedregosos, lo que contribuye al vigor de las plantas, que se acostumbran a buscar agua y alimento, fortaleciéndose.
El mismo cuidado puesto en los viñedos está también presente en la bodega de reciente construcción, que se autoabastece de energía gracias al sistema fotovoltaico que permite a la empresa ser sustancialmente autónoma desde el punto de vista eléctrico, y en la que cada proceso ha sido optimizado y llevado a cabo internamente para permitir el máximo control sobre la calidad final. La atención al medio ambiente también se aprecia en la decisión de calentar las salas mediante una caldera que quema astillas de madera, es decir, los residuos de la poda de las viñas, en el sistema de riego por goteo que ha sustituido al sistema de aspersión, lo que ha permitido reducir el volumen de agua utilizado en un 75% sin afectar al resultado agronómico, y en el uso de una botella ligera, creada a partir de un proyecto innovador del Consorcio para la protección de los vinos de Isonzo, diseñada para reducir el uso de vidrio y el peso sin sacrificar la resistencia ni las cualidades estéticas.
Giorgio Badin es el motor de todo esto, con sus elecciones y atención a cada parte de la producción de la Bodega Ronco del Gelso, convirtiéndola en un punto de referencia para el Isonzo Doc y Cormons.
Desde hace algunos años, la bodega Ronco del Gelso cuenta con una bodega histórica, un archivo de producción, donde se guardan varios cientos de botellas de los vinos más representativos por tipo.
El objetivo de la bodega histórica es comprobar las cualidades evolutivas y la durabilidad de los vinos producidos mediante catas periódicas.
Badin y Ronco del Gelso han tenido un gran recorrido, que desde 1988, cuando se embotellaron las primeras 3.000 botellas, ha llevado a las 150.000 actuales, con un aumento constante de la calidad.
Los viñedos, entre el Isonzo y las colinas del Collio, se encuentran en suelos pobres, finos y pedregosos, lo que contribuye al vigor de las plantas, que se acostumbran a buscar agua y alimento, fortaleciéndose.
El mismo cuidado puesto en los viñedos está también presente en la bodega de reciente construcción, que se autoabastece de energía gracias al sistema fotovoltaico que permite a la empresa ser sustancialmente autónoma desde el punto de vista eléctrico, y en la que cada proceso ha sido optimizado y llevado a cabo internamente para permitir el máximo control sobre la calidad final. La atención al medio ambiente también se aprecia en la decisión de calentar las salas mediante una caldera que quema astillas de madera, es decir, los residuos de la poda de las viñas, en el sistema de riego por goteo que ha sustituido al sistema de aspersión, lo que ha permitido reducir el volumen de agua utilizado en un 75% sin afectar al resultado agronómico, y en el uso de una botella ligera, creada a partir de un proyecto innovador del Consorcio para la protección de los vinos de Isonzo, diseñada para reducir el uso de vidrio y el peso sin sacrificar la resistencia ni las cualidades estéticas.
Giorgio Badin es el motor de todo esto, con sus elecciones y atención a cada parte de la producción de la Bodega Ronco del Gelso, convirtiéndola en un punto de referencia para el Isonzo Doc y Cormons.
Desde hace algunos años, la bodega Ronco del Gelso cuenta con una bodega histórica, un archivo de producción, donde se guardan varios cientos de botellas de los vinos más representativos por tipo.
El objetivo de la bodega histórica es comprobar las cualidades evolutivas y la durabilidad de los vinos producidos mediante catas periódicas.
Badin y Ronco del Gelso han tenido un gran recorrido, que desde 1988, cuando se embotellaron las primeras 3.000 botellas, ha llevado a las 150.000 actuales, con un aumento constante de la calidad.
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