DOMAINE ZINCK
Es en Alsacia, justo al sur de Estrasburgo y, en general, a lo largo de la frontera con Alemania, donde se producen algunos de los mejores vinos blancos no sólo de Francia sino de todo el mundo. Es un lugar único, donde la riqueza de su suelo es capaz de sacar lo mejor de variedades como el riesling, el pinot gris, el pinot blanc, el sylvaner y el gewürztraminer, por nombrar sólo algunas de las más conocidas. Vinos blancos de elegancia y pureza innatas, de gran clase y sobre todo de gran longevidad.
Es en este maravilloso territorio, a pocos kilómetros al sur de Colmar y precisamente en Eguisheim, en el corazón de la denominación, donde nació el Domaine creado por Paul Zinck en 1964, comenzando con sólo dos hectáreas de viñedos. Se trata de una realidad que a lo largo de los años ha sabido imponerse a la atención de los amantes del vino gracias a una tensión poco común por la calidad total de sus vinos, y gracias a su gran respeto por la tradición y el terruño. Nos encontramos en una zona en la que las montañas de los Vosgos dan cobijo a las vides, creando un clima semicontinental bastante soleado, seco y templado.
Desde 1964, los viñedos se han ampliado y actualmente ocupan una superficie total de unas veinte hectáreas. Clasificado en parte como "Grand Cru", así como extraordinario para las cosechas tardías y botrificadas, las hileras de la empresa crecen en suelos arcillosos y volcánicos, donde las vides se cultivan con pleno respeto al medio ambiente y al ecosistema.
Dirigida en la actualidad por Philippe Zinck, a quien su padre Paul dejó las riendas en 1997, la bodega, entre otras cosas, sigue garantizando unos niveles de calidad muy elevados, que se han mantenido completamente inalterados desde sus orígenes. Durante la vinificación, la crianza y el refinamiento, las tradiciones más antiguas se combinan con las técnicas enológicas modernas, dando lugar a etiquetas auténticas, típicas y territoriales.
Los vinos que salen del Domaine Zinck destacan por su mineralidad y finura, precisión y gracia, desde el inesperado Sylvaner hasta los Cremants, los mejores espumosos que se pueden encontrar fuera de la región de Champagne.
Es en este maravilloso territorio, a pocos kilómetros al sur de Colmar y precisamente en Eguisheim, en el corazón de la denominación, donde nació el Domaine creado por Paul Zinck en 1964, comenzando con sólo dos hectáreas de viñedos. Se trata de una realidad que a lo largo de los años ha sabido imponerse a la atención de los amantes del vino gracias a una tensión poco común por la calidad total de sus vinos, y gracias a su gran respeto por la tradición y el terruño. Nos encontramos en una zona en la que las montañas de los Vosgos dan cobijo a las vides, creando un clima semicontinental bastante soleado, seco y templado.
Desde 1964, los viñedos se han ampliado y actualmente ocupan una superficie total de unas veinte hectáreas. Clasificado en parte como "Grand Cru", así como extraordinario para las cosechas tardías y botrificadas, las hileras de la empresa crecen en suelos arcillosos y volcánicos, donde las vides se cultivan con pleno respeto al medio ambiente y al ecosistema.
Dirigida en la actualidad por Philippe Zinck, a quien su padre Paul dejó las riendas en 1997, la bodega, entre otras cosas, sigue garantizando unos niveles de calidad muy elevados, que se han mantenido completamente inalterados desde sus orígenes. Durante la vinificación, la crianza y el refinamiento, las tradiciones más antiguas se combinan con las técnicas enológicas modernas, dando lugar a etiquetas auténticas, típicas y territoriales.
Los vinos que salen del Domaine Zinck destacan por su mineralidad y finura, precisión y gracia, desde el inesperado Sylvaner hasta los Cremants, los mejores espumosos que se pueden encontrar fuera de la región de Champagne.
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