CASTELLO DI RADDA

Encaramado en una colina frente al pueblo toscano de Radda in Chianti, el viñedo "Castello di Radda" es una realidad dinámica que pertenece y es gestionada, desde 2003, por "Agricole Gussalli Beretta", una empresa de la familia Beretta, que posee, además de la renombrada casa de armas, otras importantes fincas vinícolas en Franciacorta -léase "Lo Sparviere"- y en las colinas de Teramo. En el corazón de la denominación Chianti Classico, justo debajo del castillo de Volpaia, se encuentra el núcleo central del Castello di Radda, que se extiende sobre una superficie total de 45 hectáreas, de las cuales más de treinta están actualmente cultivadas con vid. Divididos en varias parcelas, los viñedos se conducen de forma rigurosa, con el máximo respeto al medio ambiente y al ecosistema, y se pretende avanzar hacia la agricultura ecológica, de forma que los tratamientos y las intervenciones químicas se reduzcan al mínimo. Entre las hileras de vides, los árboles de Sangiovese, Canaiolo, Colorino y Merlot producen uvas finas y sin adulterar, que en la bodega, bajo la dirección del enólogo Maurizio Castelli, se transforman en etiquetas igualmente excelentes y prestigiosas. Aprovechando las modernas instalaciones equipadas con las más avanzadas tecnologías enológicas, cada fase de la producción se cuida de forma casi maniática: tras la vendimia, las uvas se seleccionan cuidadosamente en mesas de selección, se despalillan, se prensan y se dejan fermentar. A continuación, el vino se madura en barricas de roble y finalmente se embotella. Todo ello da lugar a etiquetas de carácter tradicional, pero que son el resultado del saber hacer de una empresa que, en materia de vinos, no tiene parangón. Del Chianti Classico al Chianti Classico Riserva, del Chianti Classico Gran Selezione al "Guss", pasando por el Rosato y el "Granbruno": los vinos que salen de Castello di Radda son satisfactorios y bien estructurados, intrigantes y nunca predecibles, con un estilo elegante y un carácter complejo, pero, sobre todo, se producen puntualmente en nombre del máximo placer.