CUPANO

"Fue a principios de los años setenta cuando Lionel Cousin y su esposa Ornella descubrieron por primera vez las tierras de Montalcino, durante una visita a su amigo pintor Yoran Cazac, que por aquel entonces poseía una finca con una antigua casa de labranza encaramada sobre las curvas del río Ombrone. El amor a primera vista fue casi inmediato, y la magia de las tierras toscanas dejó enseguida su huella en Lionel y Ornella, hasta el punto de que poco más de veinte años después, en 1996 para ser exactos, ambos compraron lo que hoy es Cupano.
Conocido en Montalcino como "el francés", Lionel dejó su pasado como director de fotografía para dedicarse por completo a su propio negocio.
El escenario -para los más experimentados y conocedores de la denominación- es el de la vertiente occidental, donde los Brunellos suelen ser más sabrosos y minerales, gracias a la composición de los suelos ricos en arena, arcilla y guijarros de aluvión.
Las 34 hectáreas de Cupano están situadas en una colina con un suelo especialmente bien drenado, de las cuales unas siete están actualmente plantadas con vides.
El enfoque de la bodega se inspira en las enseñanzas de Henri Jayer, que en cierto modo transpuso las reglas que seguía en Borgoña, importando efectivamente sus férreas convicciones a las tierras de Ilcinesi, según las cuales el punto de partida es una superficie limitada de viñedo, seguida de rendimientos limitados, la prohibición de pesticidas y fertilizantes químicos, una cuidadosa selección de las uvas y levaduras autóctonas. Carlo Ferrini, por tanto, fue quien eligió el patrón de plantación y el terreno donde se iban a plantar los sarmientos, mientras que François Bouchet, como experto enólogo que era, inició a Cupano en la biodinámica, la más sencilla y eficaz. Finalmente, fue el gran Giulio Gambelli, maestro del Sangiovese, quien inició el proceso de embotellado.
Esto fue Cupano, o mejor dicho, esto fue el nacimiento de Cupano, que a lo largo de los años ha visto fallecer a algunos de sus inspiradores mentores, pero que al mismo tiempo sigue vivo en las etiquetas de lo que ahora son vinos simplemente extraordinarios. Desde el Brunello di Montalcino hasta el Brunello Riserva, pasando por el Rosso y el Sant'Antimo "Ombrone", son todas botellas que llevan el nombre de "Cupano", en las que, además de encontrarnos con la excelencia de las tierras de Ilcinesi, encontramos toda la grandeza de las figuras que las vieron y las siguen viendo nacer. Vinos maravillosos.
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