CARRA DI CASATICO
La bodega Carra di Casatico es una embajadora histórica de los vinos de los Colli di Parma.
Los viñedos propios de la bodega crecen junto al castillo de Torrechiara; aquí, la historia y la naturaleza se entrelazan en un fresco de estilo medieval que alterna el verde de las hojas con la majestuosidad de las murallas.
Cultivados en suelos ricos en arcilla y guijarros, con gran respeto por la materia prima y el trabajo manual, los viñedos se cultivan sin utilizar productos químicos y, gracias al nitrógeno líquido, la frescura y la fragancia de la fruta se mantienen intactas.
Los vinos resultantes son elegantes, centrados en aromas delicados más que en una concentración exagerada; aunque no están certificados como ecológicos, son el resultado de una gran atención a la sostenibilidad medioambiental y un gran cuidado del consumidor.
En definitiva, la bodega Carra di Casatico está firmemente convencida de que no hay atajos para producir un buen vino; si existe un vínculo entre el vino y la tierra, éste debe plasmarse en la botella, y esto también es válido para el Merlot, el Pinot Noir y el Sauvignon, variedades de uva francesas por excelencia, que se han convertido en parmesanas y se han adaptado a estas tierras.
Además, como la bodega también está muy vinculada a la tradición, da cabida principalmente a la malvasía, el moscato, el lambrusco, la bonarda y la croatina, variedades que se cultivan desde hace siglos en las colinas de Parma y que a menudo se convierten en vino espumoso para acompañar la grasa y el sabor de la cocina local.
Entre los vinos del catálogo encontramos, por ejemplo, el Lambrusco Rosso Frizzante IGT "Torcularia" de Emilia y el Colli di Parma Malvasia Spumante Extra Dry DOC.
El primero, marcado por notas de bayas silvestres, pulposo, fresco y con buena persistencia, procede de uvas cultivadas en nuestros propios viñedos a una altitud que oscila entre los 220 y los 240 metros sobre el nivel del mar, vendimiadas estrictamente a mano; vivo y vivaz, es un vino plenamente satisfactorio.
El segundo, muy fino y delicado, elaborado con el método Martinotti, no tarda en revelar frescura y vivacidad; agradablemente aromático, fragante y con buen sabor, invita entonces a sorber sin demasiada dificultad.
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