CALLE 23
Pocas bebidas espirituosas en el mundo encarnan el espíritu de todo un país como lo hace el tequila para México. El tequila tiene orígenes muy antiguos en México: se pueden encontrar rastros de su presencia desde la época azteca, mucho antes de la dominación española. Los sacerdotes de los aztecas, que eran los únicos que podían probar el tequila, lo consumían para entrar en un estado de inconsciencia, en el que podían tener contacto con las divinidades superiores.
Con el paso de los siglos, el tequila se generalizó y hoy es una de las bebidas espirituosas más comercializadas del mundo, con muchos productores diferentes dedicados a su producción.
Entre ellas se encuentra Calle 23, una destilería dedicada a la producción precisa y puntual, donde el nivel de calidad es muy alto.
Comienza con la selección de agave azul en Los Altos de Jalisco, una zona situada entre las localidades de Tepatitlán y Arandas. Aquí las plantas de agave se benefician de un clima cálido, soleado y seco, seguido de intensas temporadas de lluvia que hacen que el suelo sea fértil y rico en minerales. Cada agave tarda entre 7 y 9 años en alcanzar la plena madurez, un largo periodo durante el cual el equipo de Calle 23 sigue vigilando la evolución de cada planta. Una vez maduras, las plantas son cosechadas a mano por los "jimadores", que toman sólo el corazón del agave, la llamada "piña". A continuación, se cocinan en hornos de acero inoxidable durante 15 horas. Las fibras y los azúcares naturales se extraen del agave cocido y se fermentan de forma natural para obtener una bebida con un bajo porcentaje de alcohol. A continuación, se realizan dos lentas destilaciones en alambiques de cobre, de las que se obtiene finalmente el tequila, que se embotella a mano. Este proceso de elaboración meticuloso y altamente artesanal da lugar a la creación de cuatro etiquetas -Blanco, Reposado, Añejo y "Criollo"- que son perfectas para disfrutarlas directamente o en los cócteles de última generación.
Con el paso de los siglos, el tequila se generalizó y hoy es una de las bebidas espirituosas más comercializadas del mundo, con muchos productores diferentes dedicados a su producción.
Entre ellas se encuentra Calle 23, una destilería dedicada a la producción precisa y puntual, donde el nivel de calidad es muy alto.
Comienza con la selección de agave azul en Los Altos de Jalisco, una zona situada entre las localidades de Tepatitlán y Arandas. Aquí las plantas de agave se benefician de un clima cálido, soleado y seco, seguido de intensas temporadas de lluvia que hacen que el suelo sea fértil y rico en minerales. Cada agave tarda entre 7 y 9 años en alcanzar la plena madurez, un largo periodo durante el cual el equipo de Calle 23 sigue vigilando la evolución de cada planta. Una vez maduras, las plantas son cosechadas a mano por los "jimadores", que toman sólo el corazón del agave, la llamada "piña". A continuación, se cocinan en hornos de acero inoxidable durante 15 horas. Las fibras y los azúcares naturales se extraen del agave cocido y se fermentan de forma natural para obtener una bebida con un bajo porcentaje de alcohol. A continuación, se realizan dos lentas destilaciones en alambiques de cobre, de las que se obtiene finalmente el tequila, que se embotella a mano. Este proceso de elaboración meticuloso y altamente artesanal da lugar a la creación de cuatro etiquetas -Blanco, Reposado, Añejo y "Criollo"- que son perfectas para disfrutarlas directamente o en los cócteles de última generación.
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