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Domaine de la Romanée-Conti

Cuando se habla de Romanée Conti, se entra en la élite del vino mundial. Nos encontramos en el corazón palpitante de esa Borgoña que tanto hace soñar a los conocedores de los grandes tintos, para contar la historia de una bodega con rasgos más que míticos. Todo comenzó en 1451, cuando los monjes del convento de St. Vivant decidieron ceder un pequeño trozo de viñedo a la familia Croonembourg, correspondiente a lo que hoy es el Cros de Clou, uno de los crus más preciados del patrimonio actual de la bodega. A lo largo de los siglos siguientes, varios propietarios se hicieron cargo de la bodega, culminando en 1760 con los Príncipes de Conti, quienes, al hacerse cargo de la finca, decidieron cambiar su nombre por el de La Romanée. Desde el siglo XVIII, primero bajo la familia Duvault Blochet y luego bajo sus sucesores, las familias Leroy/Roch y de Villaine, las adquisiciones de viñedos se han multiplicado, integrando en el patrimonio de la finca todos los grand crus más importantes, algunos de los cuales - concretamente "La Romanée Conti" y "Tache" - son absolutamente "monopolios".
En la actualidad, las hileras de vides se extienden por 25 hectáreas. Desde 2008, sólo se utilizan métodos biodinámicos en el viñedo, con rendimientos muy bajos por hectárea, que nunca superan los 18 hectolitros. Los vinos se elaboran bajo la estricta y atenta mirada del enólogo Bernard Noblet, hijo de André, que también es enólogo de Romanée Conti.
Hoy en día, la sede de la RDC -este es el acrónimo que utilizan todos los amantes de Romanée Conti- se encuentra no muy lejos de la iglesia, en la comuna de Vosne-Romanée: llama la atención la discreción del edificio, marcado únicamente por un pequeño cartel. De hecho, son los vinos los que hablan por sí mismos, hablando de una elegancia innata, fruto de siglos en los que la tradición y la innovación se unen para ofrecer sorbos inolvidables. La Tâche, Corton, Échézeaux y Richebourg son sólo algunos de los Grand Crus que en cada cosecha conquistan el corazón de los amantes del vino y de los críticos de todo el mundo.