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Jean-François Ganevat

Jean-François Ganevat es una auténtica deidad en el panorama vitivinícola mundial, uno de esos personajes que ha inspirado a generaciones de viticultores. La historia de la familia Ganevat se remonta a siglos atrás, pues ya en 1650 cultivaban vides y criaban ganado en Rotalier, en el sur del Jura. Esta tradición, o más bien esta vocación, ha continuado a lo largo de los años hasta llegar a manos del padre de Jean-François, que en 1976 decidió dedicarse exclusivamente a la viña. Posteriormente, en el período comprendido entre 1982 y 1989, el joven Jean-François comenzó a ayudar a su padre cada vez más, tanto en el viñedo como en la bodega. Una vez finalizados estos años de aprendizaje, llegó el momento de completar su formación ingresando en la prestigiosa Escuela de Enología de Beaune, a la que siguieron nueve años como "Maître de Chai" con Jean-Marc Morey en Chassagne-Montrachet. Una vez terminada esta experiencia, Jean-François volvió finalmente a la empresa familiar y ese mismo año convirtió todos los viñedos, unas 8,5 hectáreas, en ecológicos y luego en biodinámicos en 2006.
Desde 2013, la bodega también ha decidido comprar uvas a 10 viticultores de confianza que son amigos de Jean-François, que comparten su filosofía y a los que ayuda cada año desde las prácticas agrícolas habituales hasta la vendimia. Uno de los elementos más interesantes de este productor es la increíble amplitud de etiquetas que produce, entre 35 y 40 dependiendo de la añada, que son gestionadas y compartidas con la ayuda de su hermana Anne. Cada una de estas botellas demuestra la obsesiva atención al detalle y el talento de este legendario productor.
"Fanfan", como le llaman sus amigos, siempre ha tenido como objetivo principal elaborar vinos en el Jura con la misma filosofía y cuidado que los mejores vinos de Borgoña de la época. Esto sólo ha sido posible gracias a la utilización de uvas 100% sanas y limpias, obtenidas gracias a una gestión maniática de los viñedos (basta pensar que 15 personas trabajan regularmente las parcelas), y a una cuidadosa limpieza de todo el equipo, lavado sin utilizar jabones ni productos químicos, sino sólo con agua. Junto con sus colaboradores, despalilla todas las uvas a mano y luego las deja envejecer en una gran variedad de recipientes, desde demi-muids de 600 litros hasta las mayores cubas truncadas, con el añadido de ánforas italianas compradas en 2014.
El resultado son vinos auténticos y refinados, fruto de un talento sin límites que encierra en cada botella un trozo del Jura y cautiva al afortunado catador en cada ocasión. Jean-François Ganevat es, sencillamente, uno de los grandes maestros de la viticultura natural moderna.