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Tamellini

Se trata de una bodega con poco más de 18 años -en el carné de identidad se lee 1998- pero que, a pesar de todo, tiene la experiencia y la madurez de los veteranos, ya que la familia Tamellini lleva tres generaciones cultivando viñas.
Los actuales propietarios, los hermanos Pio Francesco y Gaetano Tamellini, el primero trabajando en la bodega y el segundo en el viñedo, transformaron la pasión familiar en un negocio bien establecido. Decidieron apostar por el potencial de la infravalorada Garganega, que sigue siendo la única cepa cultivada en la finca, y por una viticultura respetuosa con el territorio, el medio ambiente, la naturaleza y la biodiversidad.
Estamos situados en las laderas de las colinas del Soave, en una zona en la que la peculiar composición del suelo volcánico, combinada con un microclima suave pero al mismo tiempo refrescado por los vientos procedentes del lago de Garda, crean las condiciones ideales para el cultivo de la vid. En este contexto único, la empresa Tamellini puede contar actualmente con una superficie total de unas 26 hectáreas, cultivadas según normas agronómicas estrictas y precisas. No se utilizan abonos químicos ni tratamientos sistémicos entre las hileras de vides, se "escucha" el tiempo de la naturaleza y se deja que cada planta se "autorregule", de modo que de una vendimia a otra las uvas se recogen en su momento, sanas, puras, ricas y concentradas en cada mínimo matiz organoléptico.
En la bodega la filosofía no difiere mucho de la adoptada en el viñedo, por lo que los vinos se dejan madurar exclusivamente en acero inoxidable, y en nombre de la máxima calidad posible, el objetivo principal es siempre potenciar y valorar todo lo que la estación y el territorio han sido capaces de expresar en las uvas.
Así, los vinos producidos reflejan el terruño de Soave, ofreciendo profundidad y elegancia a la copa, animada por las capas minerales y por las siempre finas y penetrantes notas afrutadas, características que se mantienen puras y claras. De las 30.000 botellas iniciales, la producción en 2015 alcanzó unas 250.000, lo que demuestra que la apuesta inicial está más que ganada.