Maison Albert Bichot

Los primeros vestigios de los Bichots se remontan a 1214, y desde 1350 hay constancia de esta familia -cuyo escudo de armas representa un símbolo particular, el ciervo- en Borgoña. En tiempos más recientes, Albert Bichot, nacido en 1900, fue uno de los pioneros del comercio internacional, y al viajar por América, Asia y Oceanía contribuyó a dar a conocer los vinos de su familia. Hoy en día, otro Albert, que ha estado al frente de la bodega desde 1996, está al mando. Albert ha tenido el mérito de realizar una transición fundamental para el destino de la bodega, del pasado al futuro. Los retos actuales son muchos, en primer lugar la transición a la agricultura ecológica de una gran parte de los viñedos de la finca, y en segundo lugar la adaptación a los nuevos mercados, con ideas precisas sobre cómo pueden encajar los vinos de Borgoña en ellos. Hoy en día, son muchas las hectáreas de la propiedad, más de 100, principalmente gracias a la contribución de diferentes agricultores que comparten el mismo concepto de trabajo en el viñedo que la Maison. Desde el norte hasta el sur de Borgoña, las uvas que se cultivan son las típicas de la zona -chardonnay, pinot noir y aligoté- y se cultivan con prácticas sostenibles que tienen como objetivo respetar el ciclo de vida natural de las plantas. En la bodega, el enfoque limita la intervención humana al mínimo, para dejar que los terruños hablen. En la actualidad, la Maison Albert Bichot cuenta con no menos de siete fincas, repartidas en diferentes territorios, desde Chablis hasta Pommard, así como en numerosas denominaciones, desde Aloxe-Corton hasta Vosne-Romanée. Son muchas las etiquetas que se producen, en una gama casi infinita que ofrece un panorama de variedades realmente único, capaz de satisfacer tanto a los mayores conocedores de la Borgoña como a los que se acercan a esta región por primera vez. Botellas expresivas que cuentan una historia de tradición, artesanía y ganas de ponerse a prueba.