Arianna Occhipinti

La relación de Arianna Occhipinti con su tierra está marcada por un amor profundo, casi visceral. Un vínculo indisoluble, según el cual muy pocos vinos consiguen encarnar de forma tan didáctica y fiel su territorio de origen, la añada en la que nacieron y la persona que los acompañó hasta la botella. Licenciada en Viticultura y Enología por la Universidad de Milán, Arianna Occhipinti se embarcó de inmediato en la empresa de su vida, la de crear su propia granja desde cero a lo largo de la carretera provincial 68, que lleva hacia el norte desde Vittoria, en la provincia de Ragusa.
Hoy, menos de diez años después, podemos hablar de un reto exitoso, e incluso más: es aquí donde nacen algunos de los más grandes vinos, no sólo sicilianos, hijos de un régimen agrícola absolutamente natural y producidos a partir de uvas nero d'avola y frappato. Vinos vibrantes, generosos y elegantes. Vinos absolutamente imperdibles.
El telón de fondo es el de la Fossa di Lupo, un lugar en el que al atardecer la tierra se tiñe de rojo y es barrida por los vientos procedentes de las montañas del sureste de Sicilia. Es aquí donde, hilera tras hilera, la explotación de Arianna Occhipinti ha crecido hasta alcanzar más de 20 hectáreas de viñedos, repartidos entre los distritos de Bombolieri, Bastonaca y Pettineo. En el viñedo, las plantas tienen una media de más de veinte años, con algunas cepas que incluso alcanzan el medio siglo. En la bodega, tras la construcción de los nuevos locales y la mudanza, los espacios son amplios y modernos, pero el hilo conductor que se sigue es el mismo que se encuentra en el viñedo: sobriedad, naturalidad y concreción, luego autenticidad, exaltación del terruño y de todas sus características. El resultado es sencillo, y viene dado por unos vinos que destacan por su complejidad y frescura, por su amenidad y elegancia, por su agrado y persistencia. Esencialmente, se trata de vinos como pocos que podrá encontrar, y sin duda se encuentran entre los mejores vinos de la Gran Isla.