Passopisciaro

Los vinos del Etna han tenido un gran éxito en los últimos años, convirtiéndose en una novedad en el panorama vinícola italiano y mundial. Muchos viticultores han llegado a la zona en los últimos tiempos, pero no hay que olvidar a los pioneros que, entre finales de los años 90 y principios del nuevo milenio, fueron los primeros en creer en el "renacimiento" del Etna. Una de esas bodegas es Passopisciaro, fundada en el año 2000 gracias al empeño y el trabajo de Andrea Franchetti en la restauración de un antiguo baglio con bodega situado en la pequeña aldea de Passopisciaro, en el municipio de Castiglione di Sicilia. Primero Andrea se dedicó a la recuperación y replantación de unos viñedos en terrazas que estaban completamente abandonados, y luego se dedicó a la renovación de los edificios. La bodega se encuentra a una altitud de unos 1000 metros sobre el nivel del mar, justo en las laderas del gran volcán Etna; se trata de una zona caracterizada por un clima soleado y brisas frescas que contribuyen a crear un excelente rango de temperaturas para la viticultura, además de un suelo caracterizado por una riqueza mineral única, derivada de las coladas de lava que aún hoy son frecuentes. En las aproximadamente 26 hectáreas de viñedos situados a lo largo de la ladera norte del volcán, las vides tienen más de 30 años, y algunas todavía están plantadas con vides libres, no afectadas por la filoxera. Las vides son principalmente Nerello Mascalese, con diferentes expresiones de los distintos crus de origen, Chardonnay, Petit Verdot y Cesanese d'Affile. La bodega Passopisciaro produce ocho etiquetas cada año, seis de las cuales se basan en el Nerello Mascalese, con picos de excelencia en los crus "Contrada G", "Contrada S" y "Contrada R"; luego se produce un Chardonnay puro y, por último, la última llegada, "Franchetti", un gran vino tinto elaborado a partir de una mezcla de Petit Verdot y Cesanese d'Affile.