Leth

Un paisaje vitivinícola encantador e incontaminado se extiende por la franja de tierra al norte del Danubio, entre la ciudad de Krems y la parte oriental de la capital austriaca, Viena: se trata de Wagram, una importante región cuyo nombre deriva del sustrato rocoso que caracteriza este subsuelo. Se trata de un lugar en el que la vid tiene una gran historia, con una tradición que se remonta a los tiempos de los antiguos romanos, y en el que uno de los productores más representativos y reconocidos de la actualidad es la bodega Leth. Fundada hace poco tiempo, concretamente en 1960, está dirigida con maestría por Franz Leth Junior. Se extiende a lo largo de unas 40 hectáreas, en las que prosperan tanto las variedades de uva blanca, como la Riesling, la Grüner Veltliner, cultivada en más del 50% de los viñedos de la finca, y la Roter Veltriner, una uva autóctona poco común y muy particular, como importantes variedades de uva tinta, como la Blauburgunder y la Zweigelt. La filosofía de la bodega se basa en el uso de técnicas naturales: desde hace unos 25 años no se utilizan herbicidas y los tratamientos químicos se reducen al mínimo. Sobre todo, tratamos de entender qué microclimas y suelos son óptimos para las características de cada uva, con el fin de ponerlas en las mejores condiciones posibles para desarrollar plenamente sus características organolépticas. En total se producen 24 vinos, entre blancos, tintos y grandes reservas: cada botella tiene sus propias características, y la excepcional amplitud térmica entre el día y la noche de la que goza la zona, combinada con la composición geográfica particularmente rocosa, contribuye a dar complejidad y estructura en la copa. La bodega Leth siempre ha estado muy atenta a la memoria histórica de sus viñedos, y se distingue por tener una cámara acorazada en su bodega de crianza, donde se conservan celosamente ejemplares de excelentes botellas, pertenecientes a añadas que se remontan a principios de los años 70.