Château La Tour Blanche

La historia del Château La Tour Blanche comenzó en el siglo XVIII, pero no fue hasta principios del siglo XX cuando esta finca cobró verdadera importancia.
La historia de La Tour Blanche comenzó con el señor de Saint-Marc, señor de La Tour Blanche, que dio a la finca el nombre que todavía lleva. Saint-Marc era funcionario de la corte del parlamento de Burdeos, lo que le proporcionó considerables medios financieros para transformar los viñedos y la entonces humilde finca en un castillo de gran belleza, con una torre que justifica su nombre.
Otra persona que desempeñó un papel importante en la historia del Château La Tour Blanche fue el alemán Frederick Focke. En aquella época había una importante comunidad alemana en la región, y Focke fue uno de los innovadores visionarios que reinventaron el concepto de vino dulce de Sauternes. Frederick Focke trajo consigo el conocimiento de la técnica conocida como "vendimia tardía", que ya se practicaba ampliamente en su país y en algunas fincas famosas como Yquem y Suduiraut.
De hecho, fue precisamente en 1909 cuando el entonces propietario Daniel Iffla, también conocido como "Osiris", decidió legar su finca al Estado francés, con la condición de que se convirtiera en una escuela de vinos. Así, tras aceptar la donación, el Ministerio de Agricultura francés puso en marcha una escuela de viticultura y enología, que se inauguró en 1911. A pesar de su insólita condición, la finca está dirigida por profesionales de primer nivel y cuenta con equipos modernos y eficaces.
Al mismo tiempo, se mantienen los aspectos más tradicionales de la vinificación, para obtener los mejores vinos de Sauternes elaborados a partir de uvas atacadas por la botrytis cinerea, un hongo que, en condiciones óptimas, si se mantiene controlado, no llega a ser perjudicial, sino que simplemente provoca una evaporación del contenido de agua de las bayas, concentrando así los azúcares.