Casot des Mailloles

Históricamente, los casots son refugios de piedra muy comunes en la región de Banyuls, donde los viticultores se detenían para resguardarse del sol, el viento y la lluvia, los mismos elementos que, al otro lado de las murallas, siempre han contribuido a dar forma a los vinos de esta zona.
En este contexto, en octubre de 1994, Alain Castex y su esposa crearon Casot des Mailloles. En la actualidad, la bodega está dirigida por el joven Jordi Pérez, un joven y talentoso enólogo totalmente entregado a la filosofía de la bodega y a su estilo histórico de producción, sin dejar de buscar cada vez más precisión y elegancia.
La empresa cuenta con unas cuatro hectáreas de viñedos en terrazas que, en los mejores años, producen algo menos de 12.000 botellas. El abancalamiento supone un gran trabajo manual que, aunque cuesta mucho esfuerzo, evita la excesiva mecanización de la agricultura que es habitual en muchas bodegas de la zona.
Estos antiguos muros de esquisto negro, el tipo de piedra particular que caracteriza a esta zona, deben ser mantenidos constantemente para que puedan evitar la erosión del suelo por la lluvia.
Las variedades de uva cultivadas por la empresa son vermentino, garnacha gris, garnacha blanca y rousanne para los blancos, y syrah, garnacha negra, carignan y mourvèdre para los tintos. Los viñedos también están plantados con variedades autóctonas de olivos y almendros, y los animales salen regularmente a pastar para crear un ecosistema autorregulado y rico en biodiversidad.
Los vinos se elaboran con una atención obsesiva a la filosofía biodinámica, la fermentación es espontánea, la filtración y las adiciones están totalmente ausentes.
En la bodega tratamos de acompañar al vino en su curso natural, dándole el espacio y el tiempo que necesita para liberar toda su identidad y su terruño.
¿El resultado de todo este trabajo? Vinos llenos de energía y pasión, catalizadores de emociones, vinos raros y únicos.