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Antonio Gerardi

Con más de cuatro millones de hectolitros al año, Sicilia, junto con Apulia, es una de las regiones italianas que más vino produce. Sobre todo desde la segunda mitad de los años 90, la viticultura de la Gran Isla ha experimentado un importante desarrollo exponencial, debido tanto a la potenciación de las variedades de uva autóctonas -principalmente Nero d'Avola, pero también Grillo, Catarratto, Insolia, etc.- como a la plantación de variedades internacionales, que en algunas zonas de la isla han encontrado un hábitat adecuado. - así como la plantación de vides internacionales, que en algunas zonas de la isla han encontrado un hábitat acogedor y favorable. En la zona de Palermo, el territorio del municipio de Contessa Entellina es uno de los más idóneos para la viticultura, y eso lo tiene muy claro Antonio Gerardi, un joven agrónomo y empresario de Agrigento, que lleva algo menos de una década dirigiendo un negocio dinámico y emprendedor. La sede de la "Azienda Agricola Antonio Gerardi" está en Sciacca, en la provincia de Agrigento, pero el punto de partida desde el que llegan las uvas está en Contessa Entellina, donde se encuentran las fincas Contrada Arcera y Contrada Costiere. Empecemos con algunos datos, como 37°42'49.33 "N 13°03'43.44 "E y 37°43'17.23 "N 13°05'49.12 "E: son las coordenadas exactas de las dos fincas, que se encuentran a una altitud que varía entre 260 y 280 metros sobre el nivel del mar, y en las que se cultivan las vides con el sistema de poda Guyot. Pero retrocediendo aún más en el tiempo, nada mejor que las palabras de Antonio Gerardi para ayudarnos a entender los orígenes de su bodega: "Serenidad, frescura, ligereza, son las sensaciones que experimentaba de niño, cuando acompañaba a mi abuelo por las hileras de nuestra finca. Convertirme en viticultor no fue sólo una elección, sino un legado que vivo y revivo cada día con respeto a la naturaleza. Una realidad, por tanto, que hunde sus raíces en unos sólidos cimientos, y que hoy se traduce en los dos (de momento) sellos que firma 'Antonio Gerardi'. Un Grillo, para volver a lo que antes llamábamos variedades de uva autóctonas, y un Cabernet Sauvignon, para los internacionales. Un blanco y un tinto, también expresiones de un territorio que, en materia de vinos, es capaz de ofrecernos más de lo que podemos imaginar.