Abbazia di Propezzano

Mencionada por primera vez en una bula de Bonifacio IX, parece que la abadía de Propezzano data del siglo VIII d.C. y fue fundada el 10 de mayo de 715. Entre la historia y la leyenda, en el municipio de Morro d'Oro, en la provincia de Teramo, en el distrito de Propezzano, se atestigua la existencia de una iglesia románica de una sola nave, con ábside y campanario, desde el año 1000. Hacia finales del siglo XIII, concretamente en 1285, los monjes benedictinos ocuparon la estructura y comenzaron a consolidar y ampliar la iglesia, decorándola a lo largo de los siglos con un ciclo completo de frescos. En la actualidad, la abadía de Propezzano está vinculada a una explotación agrícola que produce cereales, verduras, aceite y vino. La superficie total de viñedo es de veinte hectáreas, y forma parte de la denominación más prestigiosa de los Abruzos, las Colline Teramane. Entre las hileras de vides, aunque hay uvas internacionales como Chardonnay y Cabernet Sauvignon, la disposición es deliberada y puramente autóctona, de modo que dominan las variedades de Passerina, Pecorino, Trebbiano d'Abruzzo y Montepulciano d'Abruzzo, a las que se han añadido recientemente nuevas plantaciones de Falanghina y Tannat, que están dando resultados interesantes. Respetando plenamente el tiempo de la naturaleza, el entorno y el ecosistema, se cultivan y cosechan uvas excelentes, directas, valiosas y concentradas en cada mínimo matiz, que se procesan en la bodega interpretando y potenciando todas las mejores peculiaridades intrínsecas. Siguiendo los métodos de producción más tradicionales, e inspirados en la más antigua vocación vitícola local, nacen etiquetas de absoluto nivel de calidad. Desde el Cerasuolo d'Abruzzo hasta el Montepulciano d'Abruzzo, pasando por el Trebbiano y el Passerina, hasta el Pecorino, son vinos, los producidos por la Abadía de Propezzano, que representan la máxima expresión de la mejor enología de las tierras de Teramo.