Abbazia di Novacella

A pesar de su papel secular en la transmisión de las tradiciones vitivinícolas de sus respectivos territorios, no son muchas las abadías que siguen produciendo vino en la actualidad. La abadía de Novacella, no lejos de Bolzano, es una de ellas: una espléndida realidad llevada a cabo con dedicación y compromiso por los monjes agustinos, para una bodega capaz de combinar números y calidad como pocas bodegas del Alto Adigio son capaces de hacerlo.
La altitud de entre 600 y 900 metros sobre el nivel del mar, el clima fresco y los suelos ricos en minerales son factores ideales para desarrollar los aromas y el sabor típicos de los vinos blancos del Valle Isarco, como el Sylvaner, el Kerner, el Müller Thurgau, el Gewürztraminer y el Veltliner. En cambio, las variedades de uva tinta prosperan en los viñedos de la Abadía en las zonas más meridionales de la provincia: Lagrein de la finca Mariaheim, Pinot Noir, Kalterersee y Moscato Rosa de la finca Appiano. Los siglos de experiencia -la abadía produce vino desde 1142- combinados con las últimas tecnologías de vinificación, la gran pasión y la profesionalidad de todo el personal, son valores únicos que contribuyen a dar a los vinos de la Abadía de Novacella la personalidad y la pureza que siempre los han distinguido.
En las 25 hectáreas de viñedos de la finca, más otras 50 hectáreas alquiladas, están prohibidos los herbicidas químicos y los tratamientos realizados en las plantas son selectivos y mínimamente invasivos. En la bodega, nada se deja al azar, empezando por la limpieza y terminando por el escrupuloso control de cada paso de la producción.
Así se creó toda la gama de vinos de la Abadía de Novacella, desde la línea clásica, que se caracteriza por una inmejorable relación calidad/precio, hasta el tope de gama, que es sin duda uno de los mejores vinos de todo el Tirol del Sur.