Vollereaux

Un deseo constante de excelencia y perfección, y luego los conocimientos y habilidades de toda una vida que se unen para producir Champagnes extraordinarios. Seis generaciones de tradiciones familiares se resumen en etiquetas que son literalmente sinónimo de alegría y felicidad. Burbujas frescas, ligeras, elegantes y afrutadas, para un sorbo que combina historia y modernidad en nombre de la más alta calidad. Nacido en el seno de una familia de viticultores, Victor Vollereaux se instaló en Pierry y Moussy en 1805, y desde entonces comenzó a ocuparse del negocio, que luego pasó a manos de Paul-Jules, Paul, Jean-Marc, Pierre y Franck, respectivamente, siendo este último quien actualmente lleva las riendas de la empresa. Partiendo de las cuarenta hectáreas de viñedos que posee la empresa, Vollereaux puede contar con uvas de una calidad impecable, procedentes de viñedos gestionados con el máximo respeto por el medio ambiente, la naturaleza, el ecosistema y la biodiversidad. La distribución de los propios viñedos permite cosechar magníficos racimos de chardonnay, pinot meunier y pinot noir, según el terreno y la exposición de las parcelas.
Tras la vendimia y la vinificación, llegamos a la fase de mezcla, que suele realizarse en la primavera de cada año, antes del embotellado. Este delicado paso consiste en combinar vinos de diferentes variedades de uva y crus para componer el vino base. Luego habrá que esperar otros cuatro años para que el vino se perfeccione en las bodegas tradicionales de la casa antes de poder comercializar el fruto de una familia que hace todo esto por pasión y amor.
La elaboración de los Champagnes Vollereaux es el resultado de una serie de etapas de producción a lo largo del año. Durante la cosecha, en particular, se presta gran atención a la selección de las materias primas, y durante la vinificación se aplican todos los medios técnicos posibles para salvaguardar la especificidad y la diversidad natural del terruño. En la bodega, sólo se utilizan depósitos de acero inoxidable de tamaño pequeño y mediano con control de temperatura, pero en gran número, para mantener separadas todas las parcelas de viñedos. El resultado de todo ello son unos champagnes fabulosos: desde el Brut Réserve hasta el Blanc de Blancs, desde el Brut Rosé de Saingnée hasta la Cuvée Marguerite Brut Millésime, sin olvidar el Demi-Sec, el Extra Dry y el Brut Nature.