Payer

Burgerland, una de las nueve regiones federales que componen el Estado austriaco, está situada en la parte más oriental del país, en la frontera con Eslovenia, Eslovaquia y finalmente Hungría. Hasta 1921, poco después de las negociaciones que siguieron al final de la Primera Guerra Mundial, perteneció al Estado húngaro. Aunque no es especialmente conocida en comparación con otras regiones austriacas, es una tierra de gran encanto, tanto cultural como natural. Desde el punto de vista vitivinícola, es la segunda zona vinícola más importante del país, después del valle de Wachau. La parte norte de Burgenland, junto al Neusiedler See, un vasto lago rodeado de pantanos, es especialmente adecuada para la producción de vino. Es aquí, en el Parque Nacional de Seewinkel, en el pequeño municipio de Apleton, donde se encuentra la bodega Payer. Se trata de una pequeña empresa familiar con una larga historia, que se menciona en documentos que se remontan a 1788. En la actualidad, la bodega está dirigida por padre e hijo, Rudolf Payer Senior y Junior, que han hecho de su pasión una razón de vida y a quienes les gusta llamarse "enólogos por placer". En una superficie de viñedo de unas 15 hectáreas, se producen cada año 7.000 botellas, entre blancos, tintos y, sobre todo, vinos dulces, como el eiswein y el trockenbeerenauslese, verdadera cúspide de la pirámide de calidad de la bodega. Numerosos premios han sido otorgados a estos productos, gracias en parte al perfecto microclima de este terruño, óptimo para el desarrollo de la Botrytis Cinerea, la podredumbre noble responsable de enriquecer los azúcares de las uvas. A pesar de que se producen pocas botellas, la gama de vinos que se ofrece es muy considerable, lo que garantiza una amplia satisfacción del paladar de los consumidores más variados.