Markus Molitor

En 1984, cuando sólo tenía veinte años, Markus Molitor tomó las riendas de la bodega familiar con un objetivo claro: continuar la tradición familiar en la que se han sucedido constantemente ocho generaciones en el negocio de la viticultura. De hecho, otro de los objetivos que se marcó el propio Markus desde el principio fue el de producir Riesling de alta calidad, siguiendo la extraordinaria vocación de la región del Mosela. Sin hacer nunca concesiones, se inició un viaje que comenzó con el trabajo entre las filas, riguroso, preciso y cuidadoso, basado en el conocimiento de la naturaleza y el máximo respeto por el medio ambiente, la biodiversidad y el ecosistema.
El escenario es la zona de Wehlener Klosterberg, donde la finca de Markus Molitor cuenta con un total de quince viñedos, cada uno con sus propias características de suelo y clima. Desde Brauneberg hasta Traben-Trarbach y, desde 2001, también a lo largo del río Saar, los viñedos propios producen uvas directas, ricas y concentradas en todos los matices organolépticos. Los suelos, con las debidas distinciones locales, se caracterizan por un fuerte componente pedregoso y mineral, con predominio de las rocas de pizarra: el suelo ideal para el cultivo del Riesling, cuyas uvas, gracias a la naturaleza de los suelos, son capaces de adquirir concentraciones particulares de sustancias, capaces de liberar un sabor típico y buscado a los vinos. En la bodega, las uvas se procesan e interpretan sin olvidar nunca el objetivo final, que es exaltar y potenciar todo lo que la estación y la tierra han sido capaces de expresar en las uvas.
Así es como los vinos de Markus Molitor llegan a representar a la perfección la gran tradición y calidad del terruño del Mosela: marcados por una extraordinaria profundidad aromática y un carácter marcadamente fresco y fragante, también son recordados por su refinamiento y elegancia.