Cantina Fratelli Pardi

"El vino. Una pasión familiar. Desde 1919". Con estas pocas palabras se puede empezar a contar la historia de la "Cantina Fratelli Pardi". Una historia que comenzó en 1919, cuando los tres hermanos Alfredo, Francesco y Alberto Pardi fundaron su empresa, originalmente ubicada en la planta baja del Ospedale di San Marco en el complejo de San Francesco en Montefalco. Con gran espíritu emprendedor, los tres hermanos empezaron a elaborar vino con sus propias uvas y con las compradas a los viticultores locales, produciendo vinos blancos y tintos que se vendían en Umbría y en algunas zonas de las regiones vecinas. Entre las etiquetas, ya entonces se daba gran importancia al Sagrantino, que en aquella época sólo se producía en la versión con pasas. Sin embargo, en 1949, los hijos de los fundadores de la empresa decidieron abandonar la actividad e iniciar lo que más tarde se convertiría en la otra rama empresarial de la familia: la producción de textiles. El vino, sin embargo, siguió siendo una fuerte pasión, hasta el punto de que en 2002, impulsados por el deseo de no perder las tradiciones más antiguas, los bisnietos de los tres hermanos Pardi, Francesco, Gianluca Rio y Alberto Mario, gracias también a la ayuda de sus padres, retomaron el camino emprendido por sus bisabuelos, dando vida a la "Cantina Fratelli Pardi". En la actualidad, la empresa puede contar con unas ocho hectáreas de viñedos propios, a las que se suman otras tres alquiladas. En suelos arcillosos, y disfrutando de una de las mejores exposiciones de toda la zona de Montefalco, junto con la renombrada cepa autóctona Sagrantino, también se cultivan las variedades Sangiovese, Cabernet y Merlot, así como Grechetto, Chardonnay y Trebbiano Spoletino para las uvas blancas. Siguiendo la tradición, todas las operaciones entre las filas se realizan estrictamente a mano, y en la bodega los racimos se procesan con igual rigor, realzando lo que la naturaleza ha creado. Así es como cobran vida las etiquetas de la "Cantina Fratelli Pardi": desde el Sagrantino di Montefalco, producido tanto en seco como en Passito, hasta el Rosso di Montefalco, pasando por el "Colle di Giove", el Grechetto y el Trebbiano Spoletino, todos son vinos muy identificables, fiel reflejo de un territorio que durante siglos, en lo que a viticultura se refiere, ha estado entre los más vocacionales de toda Umbría.