Altesino

En el corazón del sur de la Toscana, lejos de las abarrotadas ciudades, permanece un paisaje intacto y en gran parte salvaje: Montalcino. La bodega Altesino forma parte de este paisaje. Los austeros muros del Palacio Altesi, en el centro del núcleo de la bodega, fueron construidos a mediados del siglo XV por la noble familia toscana Tricerchi. Adquirida y renovada por empresarios milaneses a principios de los años 70, Altesino introdujo el espíritu empresarial moderno en un tejido económico posterior a la aparcería y de este encuentro nació, creció y se estableció una nueva forma de hacer y concebir el vino. La bodega Altesino es precursora de las diversas e importantes innovaciones que han afectado a la producción de Sangiovese di Montalcino, estableciéndose como empresa líder y punto de referencia para todo el territorio. La introducción del concepto de "cru" (Montosoli) en 1975, los primeros experimentos con la barrica en 1979, la producción de la primera grappa de granja en 1977 son episodios que han contribuido positivamente a la afirmación de la bodega Altesino en el mundo. Montalcino es un ejemplo excepcional de paisaje cultural que en 2004 la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad, y sus vinos representan un vínculo indisoluble con este territorio. Y es precisamente la intensa relación que en cuarenta años se ha creado con el territorio tan rico en historia, belleza y encanto lo que está en el corazón de la filosofía que inspira a la bodega Altesino para producir vino y mantener su cultura. En una superficie total de unas 80 hectáreas, los viñedos constan de 44 hectáreas, divididas en los crus Altesino, Macina, Castelnuovo dell'Abate, Pianezzine y Montosoli, este último siempre famoso por producir vinos de extrema elegancia. Además del Sangiovese di Montalcino, que constituye la mayor parte de las plantaciones, se producen Cabernet Sauvignon y Merlot, Trebbiano y Malvasia, Vermentino, Chardonnay y Viognier.