Silvio Nardi

Silvio Nardi, umbro de nacimiento, fue el fundador de una de las empresas más importantes de maquinaria agrícola, fundada a finales del siglo XIX. También apasionado por el vino, fue hacia los años 50 cuando Silvio Nardi invirtió en las tierras de Montalcino, entonces una ciudad semidesconocida, comprando la finca Casale del Bosco.
Así, el primer productor no local se instaló en las colinas de Montalcino, y en 1958 bautizó su primera botella de Brunello, producida por lo que hoy se conoce como Tenute Silvio Nardi.
Desde los años 50 hasta ahora ha pasado el tiempo, y la empresa abarca actualmente unas ochenta hectáreas de viñedos, y junto a la finca de Casale del Bosco nos encontramos también con la de Manachiara, compuesta por cuarenta hectáreas de terreno situadas en Castelnuovo dell'Abate, donde están plantadas aquellas hileras que, con el paso de los años, llevarán a la bodega Silvio Nardi a producir uno de los Brunello más famosos y reconocidos del mundo.
Fundador, junto con otros, del Consorcio del Brunello di Montalcino en 1967, cinco años después Silvio Nardi añadió Bibbiano a sus propiedades. Desde 1990, las riendas de la empresa están en manos de su hija Emilia, que ha emprendido una reorganización de la empresa a lo largo del tiempo, orientándola más hacia la investigación científica y manteniendo al mismo tiempo las más firmes tradiciones familiares.
En el viñedo, en una zona con altitudes que oscilan entre los 140 y los 480 metros sobre el nivel del mar, la Sangiovese Grosso es la variedad de vid principal, aunque, aunque en porcentajes muy reducidos, también hay uvas Colorino, Merlot, Syrah y Petit Verdot. Racimos que se crían respetando el entorno y el ecosistema, y que en la bodega se interpretan sin desvirtuar nunca lo que el terruño y la estación han sido capaces de crear. Para maximizar el valor de la fruta, cada viñedo se vinifica por separado y luego se mezcla sólo antes de la crianza, que tiene lugar en barricas, toneles de roble de Allier y grandes barricas de roble de Eslavonia.
Los vinos resultantes son sencillamente excelentes, desde el Rosso di Montalcino hasta el Brunello, interpretado en su versión básica y en las selecciones "Manachiara" y "Poggio Doria", pasando por el Moscadello, el Vin Santo y el Sant'Antimo. Estas etiquetas son muy buscadas por todos los amantes de la categoría, y son apreciadas desde hace años en todos los rincones del mundo.