Mouton Cadet

El Château Mouton Rothschild, que ahora es propiedad de los hijos de la baronesa Philippine de Rothschild, pertenece a la familia desde 1853, cuando el barón Nathaniel lo compró en una subasta y lo rebautizó con el nombre actual. Sin embargo, fue en 1922 cuando se selló el destino de la finca, cuando el bisnieto del barón, Philippe, se hizo cargo de la propiedad, ofreciendo a cambio un espíritu emprendedor e innovador. En pocos años, el Château Mouton Rothschild experimentó una completa transformación: se construyó una gran y moderna bodega de más de cien metros de longitud, se adquirieron otros viñedos cru classé, se mejoró la comercialización y distribución de los vinos y, a partir de 1945, famosos e ilustres pintores comenzaron a diseñar las etiquetas. En 1930 Philippe lanzó una nueva línea, la Mouton Cadet, diseñada para acercar la belleza y la calidad de los vinos producidos en Burdeos a un público más amplio: botellas caracterizadas por un estilo único y emocionante, siempre en evolución, para representar sólo lo mejor de Francia en la copa. A todo esto, como guinda del pastel, demostrando la gran apertura de miras de Philippe, se suma la creación del primer vino de calidad franco-californiano, Opus One, nacido en colaboración con Robert Mondavi. Tras una reputación internacional ganada gracias a una magnífica cosecha, las instalaciones y el equipamiento tecnológico de la empresa se modernizaron aún más, al tiempo que se amplió la gama de vinos. Tras la muerte de Philippe en 1988, la baronesa Philippine de Rothschild se hizo cargo de la finca Mouton Cadet, convirtiéndola en la marca de Burdeos más vendida del mundo. La baronesa falleció en 2014 y sus tres hijos están ahora al frente de una de las empresas que ha llegado a la cima de la enología mundial con sus blancos, tintos y rosados y que tiene toda la intención de seguir ahí durante muchos años.