Envío gratis para pedidos superiores a 149€
Envío gratis para pedidos superiores a 149€
Envío gratis para pedidos superiores a 149€
Envío gratis para pedidos superiores a 149€
Untitled-1

Lammidia

100% uvas y ya está, no hacen falta más palabras para explicar los vinos de Marco Giuliani y Davide Gentile que el nombre de la bodega Lammidia es lo suficientemente intrigante como para tener que contarlo. Los Abruzos ya están en el nombre - la tradición está ahí, La 'mmidia en el dialecto de los Abruzos es el equivalente a la mala suerte o al mal de ojo causado por los improperios de alguien. La historia de la bodega Villa Celiera comienza con una abuela de los Abruzos que -desde que la fermentación espontánea de la primera elaboración de vino, en 2010, se esforzó por ponerse en marcha- quitó el mal de ojo a los dos jóvenes que querían dar vida a su sueño. Pero también hay un alejamiento de la tradición. La trayectoria de Marco y Davide es la típica de los forasteros, los dos se conocen de toda la vida, emprendiendo dos prometedoras carreras hasta que se dejaron llevar por el burbujeo de los vinos, participando en ferias de vinos naturales y realizando, uno tras otro, viajes de peregrinación como bodegueros inconformistas, principalmente al extranjero. El terreno a 700 metros de altura en el Parque Nacional del Gran Sasso, donde se encuentra la bodega, fue recuperado de un garaje del abuelo de Davide y reestructurado personalmente por ambos con un proyecto único e innovador. A lo largo de los años, la bodega cultivará unas 2 hectáreas y media de Trebbiano, Pecorino y Pinot Noir (las nuevas plantaciones son de dos clones, uno borgoñón y otro alsaciano). Además, el dúo de Lammidia alquila una hectárea, de la que procede principalmente Montepulciano, gestionada sin intervenciones químicas, a lo sumo cobre y azufre. La inspiración y la contaminación proporcionadas por las diversas experiencias y los consejos recibidos de los numerosos enólogos que conocieron en las ferias hicieron posible que Marco y Davide desarrollaran un estilo propio centrado en vinos divertidos e irresistiblemente bebibles. Incluso en las numerosas etiquetas producidas, se percibe el deseo de experimentar y ofrecer constantemente nuevos productos -maduración en ánfora, maceración carbónica, uvas blancas vinificadas con los hollejos- que no aburren al paladar y que, en lugar de respetar las tradiciones, se concentran en respetar verdaderamente la naturaleza.