Krug

Todo comenzó en 1834, cuando el joven Joseph Krug, un inconformista con visión de futuro que acababa de llegar a Francia desde su Alemania natal, empezó a trabajar en las bodegas de Jacquesson. Una experiencia que en pocos años le permitió tener una idea precisa del Champagne, y que le llevaría un poco más tarde, en 1843 para ser exactos, a fundar su propia Maison, con el objetivo de producir un Champagne que pudiera distinguirse no sólo por su calidad absoluta, sino también por su personalidad bien definida, siempre reconocible.
Esta es la historia de un hombre decidido como pocos, guiado por una filosofía que no permitía compromisos, y que fue el primero en comprender que la esencia del champán es, ante todo, el placer en sí mismo. Una persona, Joseph Krug, que quería ofrecer a sus clientes el máximo placer, cada año, independientemente de las diferencias climáticas que cada estación y cada cosecha traían consigo. El estilo Krug se expresa de inmediato gracias a una cuidadosa maduración en grandes barricas de roble y al prolongado contacto con las levaduras. Un estilo que durante siglos se ha transmitido de padres a hijos, y que aún hoy se mantiene maravillosamente inalterado.
Desde 1999, la Maison forma parte del grupo de lujo LVMH, pero el enfoque sigue siendo el mismo, el de los inicios, poco convencional, y destinado a realzar la individualidad de cada parcela de viñedos, en cuvée de prestigio que se renuevan de año en año, en señal de continuidad.
Y así, además del Krug Rosé y el Millesimati, aquí está el Krug Brut "Grande Cuvée", por citar lo que es el icono de la Maison, o sea un Champagne que proviene de 250 viñedos diferentes, y que incluye 150 vinos de reserva, algunos de los cuales envejecen hasta 15 años. Un saber hacer meticuloso que lleva a la creación de vinos únicos, champagnes irrepetibles y cuvées extraordinarias.