Cavicchioli

“Cavicchioli 1928”: una elección bien clara, la de insertar la fecha en la que todo comenzó en el logo de la empresa, como para enfatizar que desde hace más de ochenta años la familia Cavicchioli está dedicada al arte de producir vino. Más de ochenta años durante los cuales los puntos clave siempre se han mantenido íntegros, son los de los orígenes: respeto por la naturaleza y amor por el propio trabajo. San Prospero, un pequeño pueblo en la provincia de Modena, es el lugar donde todo tuvo su comienzo, en el laboratorio-bodega detrás de la casa, donde Umberto Cavicchioli lanzó la producción de su Lambrusco de Sorbara - oficialmente el 6 de abril de 1928. Desde entonces hasta hoy muchas cosas han cambiado, Umberto fue reemplazado primero por los hijos Franco, Romano y Piergiorgio y luego por sus nietos Sandro y Claudio. La actividad creció de manera exponencial: las hectáreas de viñedos de las que dispone la bodega son unas noventa al día de hoy, para una producción anual que alcanza diez millones de botellas en promedio. En el territorio de Sorbara y en la zona fértil entre los ríos Secchia y Panaro, las vides de lambrusco han encontrado un terruño ideal y regalan uvas que se colocan entre las más excelentes y expresivas de toda la zona alrededor de Modena. Racimos que en la bodega se transforman en vinos igualmente excepcionales, a comenzar por el Lambrusco de Sorbara “Vigna del Cristo”, una etiqueta que sin falta, temporada tras temporada, es premiada con importantes galardones por la crítica del sector. Luego siguen todos los demás vinos, como el Lambrusco Grasparossa, el Lambrusco Salamino y el Pignoletto: vinos sinceros, francos y honestos, vinos amistosos, amenos y acogedores precisamente como la tierra de la que provienen, donde el nombre que domina sobre todos los demás es el de la bodega Cavicchioli, una auténtica piedra millar con respecto a la vinificación del Lambrusco en las tierras de Modena.