Bruno Duchêne

Fue en 2002 cuando Bruno Duchêne, originario de Loir-et-Cher, decidió dejar su tierra natal y comprar unos pequeños y empinados viñedos justo por encima de la ciudad de Banyuls en busca del sol del Rosellón. Sin embargo, los viñedos recién adquiridos, compuestos principalmente por garnacha noir, gris y blanc, macabeo, malvasía y moscatel, son todo menos sencillos de trabajar de forma ecológica. De hecho, Bruno sólo utiliza un caballo y una azada para arar toda su tierra impermeable, a la que es imposible acceder con tractores u otros equipos. Todo este duro trabajo, tanto en la viña como en la bodega, da sus frutos con una producción de menos de 10.000 botellas al año, poco, pero suficiente para Bruno. Difícilmente podría haber elegido otro camino que el natural, habiendo estudiado en la escuela borgoñona del icono orgánico Fred Cossard, y siendo vecino del histórico productor Alain Castex, de Casot des Mailloles. En la bodega, la intervención humana se reduce al mínimo y se persigue el tipo de vinificación espontánea sin medias tintas. El objetivo es producir vinos que sean la verdadera representación del terruño, vinos que no hayan sido manipulados, modificados o corregidos, sino que se les deje seguir su curso natural. Entre los distintos vinos que se producen, los principales son Suzette, una garnacha blanca fermentada en botella, Mére Lach'nous, un rosado elaborado con uvas de cariñena y mourvèdre, Lune Rouge, elaborado con los tres tipos de garnacha y cariñena, y finalmente Vall Pompo, elaborado con garnacha blanca.
Todas sus etiquetas expresan de forma espontánea la filosofía que persigue la bodega, y si una de ellas te arranca una sonrisa, es que han cumplido a la perfección la misión que Bruno les ha encomendado.
Los vinos de Bruno son soleados, refinados y agradables, ¡una inyección líquida de buen humor!