Bindella

1983 fue el año que marcó el inicio de todo. El año en que Rudi Bindella y Giovanni Capuano se enamoraron literalmente a primera vista, enamorándose de un pequeño rincón del paraíso situado en las tierras toscanas de Montepulciano. En ese momento, la finca de Vallocaia estaba abandonada, las estructuras ruinosas y los viñedos sin cultivar. Pero Rudi y Giovanni, viticultores desde hace casi medio siglo, originarios de la Suiza francesa, comprendieron el potencial oculto de la tierra.
Hoy, más de tres décadas después, aquellas dos pequeñas parcelas iniciales se han ido ampliando paulatinamente a lo largo de los años, de modo que la bodega Bindella se extiende ahora por una superficie total de más de 36 hectáreas de viñedo. La producción media anual es de unas 160.000 botellas, y recientemente al negocio del vino se ha unido la producción de aceite de oliva virgen extra.
Entre las hileras de vides, la variedad más común es obviamente la Sangiovese -que en la zona de Montepulciano se convierte en "prugnolo gentile"-, pero también hay otras variedades autóctonas y no autóctonas, como la syrah, la cabernet sauvignon, la merlot, la sauvignon blanc, la trebbiano y la malvasía. Los viñedos se cultivan en suelos de composición mixta, ricos en arcilla y arena, respetando plenamente el medio ambiente y el ecosistema, utilizando la gestión integrada de plagas, sin recurrir nunca a los herbicidas químicos, y recurriendo en gran medida al pastoreo y al trabajo mecánico. En la bodega, la naturaleza y las tradiciones locales son lo primero, y cada etapa del trabajo se realiza sin forzar, de forma armoniosa, y sin desvirtuar nunca lo que la estación y la tierra han venido a expresar en el fruto.
Todo ello da lugar a vinos sencillamente excelentes, desde el Rosso "Fossolupaio" hasta el Vino Nobile di Montepulciano "I Quadri" y "Vallocaia", pasando por el Vin Santo di Montepulciano "Dolce Sinfonia", interpretado tanto en su versión básica como en la versión "Occhio di Pernice", pasando por el Merlot y el Cabernet Sauvignon. Las etiquetas, las que salen de la bodega de Via Tre Berte, cuentan la expresión más auténtica del territorio, comunican la alegría de vivir, el amor por sus viñedos y la pasión por su trabajo.