Sylvain Pataille

Sylvain Pataille dirige ahora su propia bodega en Marsannay, Borgoña. Sylvain no procede de una familia de viticultores, su abuelo lo fue en pequeña medida, pero tras la Primera Guerra Mundial y la crisis económica se vio obligado a vender las tierras, quedándose sólo con 0,2ha -que luego vendió a su hijo- donde cultivaba gamay y aligoté para producir vino para él y su familia.
El padre de Sylvain era un conductor de autobús con una gran pasión por el vino. Gracias a su talento como mecánico artesano, con el paso de los años empezó a ayudar a los mejores productores de Marsannay y de otros lugares a fabricar herramientas para trabajar en los viñedos. Así, gracias a un pequeño terreno y a las amistades de la familia, Sylvain creció en estrecho contacto con el mundo del vino. No es de extrañar, por tanto, que a los 14 años se inscribiera en una escuela de viticultores, para luego cursar un diploma técnico en viticultura y enología y, finalmente, una licenciatura en enología en Burdeos.
Tras regresar a su país a finales de los años 90, trabajó durante unos años en un laboratorio de análisis en Dijon y luego como consultor para empresas históricas de la Côte d'Or. Quería ser vigneron, pero en 1999 consiguió por fin su propia hectárea de viñedo y hoy, después de varios años, tiene 24 hectáreas. Sylvain sólo trabaja de forma orgánica, con gran respeto por los lieux-dits de Marsannay y, como verdadero entusiasta del Aligoté, elabora el vino de esta variedad de forma sorprendente, dándole la oportunidad de expresarse de una forma realmente inédita. En la bodega, Sylvain trabaja a la antigua usanza, con fermentación espontánea y sin adición de azufre. Todos sus vinos envejecen en madera durante al menos dos inviernos, excepto el Aligoté Classique, que está disponible tras un solo invierno. Hoy en día, se habla mucho de Sylvain y de sus vinos entre los aficionados y los expertos. La gente viene de todo el mundo para conocerlo, visitar su bodega y disfrutar de sus vinos en su compañía.