Monte Zovo

Desde hace cuatro generaciones, la familia Cottini cultiva un conocimiento que tiene firmes raíces; Diego Cottini, mente y alma de la empresa, junto con su esposa Annalberta, ha transformado lo que originalmente era un pequeño negocio familiar en una importante realidad productiva.
En concreto, la historia vitivinícola de la familia Cottini comenzó en la segunda década del siglo XX; de hecho, fue en 1925 cuando Carlo Cottini fundó la bodega.
El salto más importante lo dio la segunda y tercera generación, especializándose en la producción de vino. Raffaello (hijo de Carlo) construyó la bodega en Fumane, en Valpolicella, y luego, en 1965, compró la finca en Caprino Veronese; más tarde, Diego Cottini, se hizo cargo de nuevas tierras en la Valpolicella oriental y en Lugana, llevando la empresa también a los mercados internacionales. Cuidado, conciencia, perseverancia y concreción son las palabras que mejor describen el enfoque sostenible de la familia Cottini, así como la forma en que cuidan la tierra, los viñedos y el medio ambiente.
La propia bodega ha sido diseñada para integrarse completamente en el paisaje que la rodea y ser un lugar acogedor y confortable para las personas que la visitan y trabajan.
Además, en su construcción sólo se han utilizado materiales locales y naturales, algunos de ellos recuperados de las excavaciones de la base de la propia bodega.
Desde hace algunos años, la empresa cuenta con la certificación ecológica y se ha comprometido de forma concreta a realizar y poner en marcha proyectos destinados a lograr una mayor sostenibilidad.
En la actualidad, la bodega Monte Zovo está formada por varias fincas: la finca Caprino -cerca del lago de Garda-, la finca Le Civaie -donde se origina la Lugana DOC- y la finca Tregnago -de donde proceden las uvas Corvina, Corvinone y Rondinella utilizadas para el Recioto, Amarone, Valpolicella y Ripasso-.