Le Macchiole

Le Macchiole se fundó en Bolgheri en 1983, cuando el lugar era todavía un simple lugar de vacaciones al margen del tiempo, entre pueblos, olivares, viñedos y un mar espléndido. Esta empresa, una de las primeras que creyó en la zona de Bolgheri, en el potencial de los vinos monovarietales y en los viñedos ecológicos de estas zonas no aptas tradicionalmente para la viticultura natural, es ahora una marca internacional, dirigida por Cinzia Merli, que fundó el negocio con su marido Eugenio Campolmi, fallecido prematuramente. Las primeras botellas se produjeron en 1987, pero la década de los 90 fue decisiva para definir la empresa. En ese periodo los propietarios adquirieron un mayor conocimiento del territorio disponible, con la introducción de plantaciones de alta densidad y, sobre todo, con la innovadora y arriesgada decisión de elaborar vinos monovarietales.
Las aproximadamente 24 hectáreas de la propiedad están dispuestas en semicírculo, como para emular un anfiteatro, y se conducen de forma impecable y meticulosa. La viticultura, de hecho, es el punto fijo del que partió todo, a través de importantes inversiones en investigación en el viñedo, con el objetivo de expresar lo mejor de este gran territorio en los vinos producidos. En los viñedos hay espacio para el syrah, el cabernet franc y el merlot, que se exaltan en la bodega mediante una vinificación pura. Hablamos de uvas capaces de dar vida a vinos famosos, que han conquistado a los aficionados y a la crítica internacional, como "Scrio", "Paleo Rosso" y "Messorio", todos ellos con denominación Toscana IGT. Durante las fases de vinificación y afinamiento, se presta la máxima atención a cada proceso de producción y se presta el más meticuloso cuidado. Así nacen etiquetas de extraordinario encanto, que saben desafiar el paso de los años como pocas.
Vinos originales dotados de una personalidad fuera de lo común, fragantes, ricos y complejos, capaces como pocos de exaltar las características del "terroir de Bolgheri", demostrando, temporada tras temporada, ser campeones indiscutibles.