Gravner

Protagonista absoluto del vino italiano y de su historia reciente, Francesco Gravner, más conocido como Josko Gravner, es un viticultor cuyo nombre está íntimamente ligado al Collio Gorizia, que ha contribuido a hacer famoso en todo el mundo. Un viaje que comenzó hace mucho tiempo, cuando Josko era todavía un adolescente y empezó a elaborar vino con las uvas cultivadas en los viñedos de los alrededores de su casa. El uso del acero primero, y luego de las barricas, marcó una trayectoria que abarcó la mayor parte de los años 80 y 90, hasta el punto de inflexión y la introducción en la bodega de las ánforas de Georgia, de las que deriva el nombre de sus vinos.
La viticultura de Josko, que con el tiempo se ha despojado de todo tecnicismo, natural hasta la intransigencia, es el resultado de un cuidadoso trabajo en el viñedo, donde desde hace más de veinte años se ha prohibido todo producto sintético. Las más de treinta hectáreas de viñedos, la mayoría de los cuales son propiedad de la empresa, se encuentran en distintos puntos del municipio de Oslavia, en la provincia de Gorizia.
A una altitud de entre 150 y 270 metros sobre el nivel del mar, las viñas gozan de una exposición óptima y crecen en suelos típicamente calcáreos y margosos. En el viñedo se aplica un rigor y un método que se remonta a las creencias populares más antiguas de la zona y a las tradiciones locales más remotas, que con el tiempo han demostrado ser más auténticas que cualquier otra cosa. En la bodega, la larga maceración sobre los hollejos y la larguísima maduración en madera son las consecuencias naturales de un proceso destinado a valorizar no sólo las uvas sino todo el territorio en sí mismo.
Así se crean vinos únicos, capaces de ir más allá de cualquier definición ligada a lo orgánico o lo biodinámico. Desde la Ribolla Gialla hasta el "Breg Anfora", desde el "Rosso Gravner" hasta el "Rosso Breg", pasando por los Reservas, podemos elegir una sola palabra para definirlos a todos: vinos simplemente infinitos.