Fritz Haag

Siete hectáreas y media, todas ellas plantadas con uvas Riesling y situadas en el corazón vitícola del Mosela oriental, de donde proceden los mejores Rieslings alemanes. Este es el tamaño de los viñedos de la bodega Fritz Haag, que ya existía en la primera mitad del siglo XX y que produce vinos de gran calidad desde mediados del siglo pasado, concretamente desde 1957.
Dirigida ahora por Oliver Haag, que cuenta con la ayuda de su esposa Jessica, la bodega se dirige con la misma filosofía que antes: mantener los estándares de calidad de sus vinos lo más altos posible. Todo comienza con el trabajo entre las hileras de vides, donde el respeto por la naturaleza, el medio ambiente, la biodiversidad y el ecosistema es muy alto, de modo que, siguiendo estrictas prácticas agronómicas, las uvas se recogen puntualmente, sanas y puras, ricas y concentradas en cada mínimo matiz organoléptico. Tras la vendimia, realizada exclusivamente a mano y a menudo en varias etapas para recoger las uvas en el punto justo de maduración, la fruta llega a la bodega para ser procesada con un cuidado escrupuloso.
Cada etapa de la producción se controla constantemente, empezando por la fermentación, realizada en frío y estrictamente sin levadura añadida, seguida de la crianza y, por último, el embotellado y el afinado.
Sumando todo, el resultado final son etiquetas que, en conjunto, ofrecen una gama completa de Rieslings.
Desde el Riesling seco hasta el Riesling delicadamente afrutado y dulce, los vinos que llevan el nombre de Fritz Haag combinan la delicadeza con la profundidad aromática y revelan todo su carácter. Las botellas que toman forma en las manos de Oliver Haag cuentan la historia del Mosela más bella en cuanto a la elaboración del vino, utilizando el lenguaje de la más alta calidad enológica posible.