Domaine Pfister

El pequeño pueblo de Dahlenheim, en Alsacia, a una veintena de kilómetros de la célebre ciudad de Estrasburgo, se caracteriza por una larga tradición vitivinícola. Los primeros vestigios del cultivo de la vid se remontan al año 884 de nuestra era. Aquí se encuentra una empresa familiar muy importante, que siempre ha estado en los primeros puestos de las listas de los críticos de las principales revistas de vino internacionales: el Domaine Pfister, que toma su nombre de la familia propietaria. Se trata del Domaine Pfister, que toma su nombre de la familia propietaria. Una verdadera dinastía que lleva en la sangre la capacidad de producir vinos excepcionales: la historia nos permite remontarnos a 1780, cuando Nicolas Pfister ya se distinguía por la perfección de los vinos que producía. Desde entonces, la propiedad del Domaine se ha transmitido de generación en generación, hasta 1972, momento clave en la vida de la bodega. Andrè Pfister decidió aplicar un nuevo enfoque de producción, destinado a preservar el ecosistema para las generaciones futuras, optando por una viticultura sostenible y mínimamente invasiva, introduciendo equipos e instalaciones de última generación. En la actualidad, la bodega abarca una superficie de unas 10 hectáreas divididas en 40 parcelas diferentes, lo que permite a los Pfister identificar el mejor terruño para cada variedad de uva, creando vinos con una fuerte identidad. En los viñedos se cultivan prácticamente todas las variedades de uva clásicas de Alsacia, como la Gewurztraminer, la Pinot Gris y la Pinot Blanc, aunque la Riesling es la protagonista, ya que ocupa más del 25% de la superficie total. Cada planta se cuida hasta el más mínimo detalle, porque los grandes vinos alsacianos nacen en el viñedo. Se producen 14 etiquetas diferentes, desde Cremants hasta Eax de Vie, incluyendo algunos Grand Crus realmente excepcionales, producidos en el histórico viñedo de Engelberg: una importante selección de vinos, perfecta para aquellos que quieran conocer esta región francesa.