Château Haut-Bailly

Los archivos históricos demuestran que el Château Haut-Bailly existe desde 1461, cuando ya se sabía que las colinas de la famosa región bordelesa de Graves eran muy adecuadas para el cultivo de la vid y la producción de vino.
Originalmente propiedad de la familia Daitze, la finca fue comprada en 1630 por Firmin Le Bailly y Nicolas de Leuvarde, dos ricos banqueros parisinos amantes del vino. Un siglo más tarde, hacia 1736, las riendas de la finca pasaron a manos del irlandés Thomas Barton, y en 1955, el Château Haut-Bailly fue adquirido por Daniel Sanders, un negociante belga que, tras renovar la finca con su hijo Jean e imponer un estilo preciso en las etiquetas de la bodega, optó por ceder la finca al estadounidense Robert G. Wilmers, presidente y director general del M&T Bank con sede en Nueva York, actual propietario y, sobre todo, amante de todos los Grand Crus más prestigiosos de Burdeos.
La finca se extiende a lo largo de la orilla izquierda del Garona, con una superficie total de unas treinta hectáreas, todas ellas dentro de la denominación Pessac-Léognan.
Entre las hileras de vides, la gestión se basa en la búsqueda continua de una relación armoniosa con la naturaleza y el medio ambiente circundante, de modo que en suelos drenantes y ricos en minerales, los viñedos se cultivan con rendimientos muy bajos, sin herbicidas y con el uso de tratamientos reducidos al mínimo. Durante la vendimia, las uvas se recogen a mano y se seleccionan en mesas de selección para garantizar la máxima calidad.
En la bodega, las uvas Cabernet Sauvignon, Merlot, Petit Verdot y Cabernet Franc se procesan de forma rigurosa y cuidadosa, tratando de seguir todos los procesos de producción respetando la filosofía de la empresa, orientada a la producción de vinos que hacen de la armonía y la elegancia su rasgo distintivo.