Château Deville

Por un lado, está la región de Champagne, con la Maison Jean-Paul Deville, cuya historia coincide con la de generaciones enteras de viticultores, que durante siglos han vivido casi en simbiosis con su tierra y sus vides, sostenidos por un profundo e incondicional amor a su trabajo.
Por otro lado, está el territorio de Burdeos, situado en el suroeste de Francia en una zona mitológica para muchos aficionados al vino, con esa franja de tierra que puede presumir de una tradición vitivinícola centenaria, y que puede presumir de unas características geomorfológicas y climáticas peculiares, donde las uvas Merlot y Cabernet son capaces de expresarse a niveles de calidad supremos, llegando a dar a la copa algunos de los vinos tintos más prestigiosos e inmortales del mundo.
Por último, en el centro, encontramos el nombre de Jean-Paul Deville, que une la Maison de Verzy con el Château Deville, una finca vinícola -este último- que actualmente puede contar con una extensión de viñedo de unas 36 hectáreas, situada en los alrededores del pueblo de Rions.
Entre las hileras, la gestión agronómica de las viñas es atenta y cuidadosa, y cada elección se realiza con el máximo respeto al medio ambiente, a la naturaleza, al ecosistema y a la biodiversidad, para mantener cada cepa en perfecto equilibrio vegetativo y, en última instancia, cosechar uvas sanas y puras, así como concentradas y ricas en sus más pequeñas facetas organolépticas.
En la bodega, siempre es la materia prima la que marca la ley, que se procesa e interpreta sin desvirtuar nunca su esencia y respetando las tradiciones territoriales más arraigadas y antiguas.
Así nacen las tres etiquetas que la empresa produce actualmente: un vino blanco perteneciente a la denominación Entre-deux-Mers, un vino tinto perteneciente a la denominación Côtes de Bordeaux y un vino rosado perteneciente a la denominación Bordeaux. Vinos que cuentan mejor que ningún otro la esencia enológica inmediata de las tierras de Francia y de Burdeos.