Chartogne-Taillet

Chartogne-Taillet tiene una larga historia, que se remonta al siglo XV. En concreto, fue en 1485 cuando un tal Fiacre Taillet inició la actividad vitivinícola que continúa en la actualidad. Actualmente propiedad de la familia Chartogne-Taillet, la bodega está dirigida con maestría por Alexandre.
Los viñedos y la bodega de la finca se encuentran en Merfy, un pequeño pueblo situado en la ladera sur del Macizo de Saint-Thierry, al noroeste de la ciudad de Reims, donde las vides se plantaron en la época romana.
El Domaine cuenta con once hectáreas de propiedad propia, divididas en trece parcelas diferentes y plantadas con uvas chardonnay, pinot noir y pinot meunier, a las que se añade un pequeño porcentaje de uvas arbanne. De este tetris de viñedos, Chartogne-Taillet produce ocho etiquetas, siete de las cuales son vinos de cosecha.
Entre las hileras de vides, se respeta al máximo el equilibrio del medio ambiente, la naturaleza, el ecosistema y la biodiversidad, por lo que todas las normas agronómicas adoptadas son prudentes y cuidadosas, nunca se utilizan medios mecánicos y, obviamente, está prohibido el uso de herbicidas, productos químicos y tratamientos sistémicos. El suelo se trabaja exclusivamente con caballos, que no compactan la tierra, dejándola suave, permeable y drenante.
También en la bodega, la filosofía no se aleja de la aplicada en el viñedo, donde el punto de partida es la exaltación de la materia prima y sus características más intrínsecas.
Con una producción media anual de unas 100.000 botellas, todos los champagnes de la empresa son de fermentación espontánea y se embotellan sin filtrar. Del Champagne Rosé Brut a la cuvée "Sainte Anne", del Extra Brut "Les Barres" al Blanc de Blancs "Heurtebise", sin olvidar el Blanc de Noirs "Orizeaux" y el Pinot Meunier en pureza "Les Alliées": un Champagne simplemente fabuloso.