Castello di Neive

Las Langhe del Piamonte continúan, año tras año, su camino de afirmación en la élite de las zonas vinícolas más reconocidas del mundo. Entre las diversas realidades históricas de estas zonas, destaca la bodega Castello di Neive, situada en el pueblo del mismo nombre, no lejos de la ciudad de Barbaresco. El origen de esta bodega se debe a Giacomo Stupino, un topógrafo que, gracias a su gran y profundo conocimiento de estas zonas, comenzó a comprar las tierras y los viñedos situados en las mejores posiciones. Paso a paso, Giacomo comenzó la primera producción de vinos piamonteses, tanto para su propio consumo como para la venta a granel; al cabo de poco tiempo la demanda aumentó cada vez más, lo que permitió a Giacomo comprar el famoso Castello di Neive con sus grandes bodegas. Tras la muerte de Giacomo en 1970, sus cuatro hijos, Anna, Italo, Giulio y Piera, continuaron el proceso de desarrollo y modernización de la empresa. En concreto, Giulio e Italo iniciaron el primer embotellado de vinos con la etiqueta Castello di Neive, y también empezaron a investigar, colaborando con la Universidad de Agricultura de Turín para redescubrir una uva casi desaparecida y desconocida en aquella época, la arneis. En los últimos años, Italo se ha dedicado en cuerpo y alma a desarrollar la marca, con una importante orientación hacia los mercados exteriores. En la actualidad, la finca tiene una superficie de unas 60 hectáreas, 26 de las cuales están plantadas de vid, y se cultiva con nebbiolo, barbera, arneis, dolcetto, pinot nero, albarossa, riesling, grignolino y moscato. Cada cepa se sigue con pasión y dedicación para que encuentre el hábitat ideal para expresarse. Cada año, la empresa produce unas 170.000 botellas divididas en 17 etiquetas, para cubrir todas las necesidades del consumidor: desde los vinos más cotidianos, como el Barbera d'Alba y el Langhe Arneis, hasta el gran y renombrado Barbaresco, orgullo de la producción de la empresa.