Alemat

Según amigos y conocidos de su fundador -Savio Dominici- el nacimiento de Alemat en 2012 fue una locura: en un momento en el que el mundo del vino ciertamente no parecía gozar de la mejor salud, podría haber parecido cuanto menos temerario cambiar de vida, dejando atrás un negocio sólido, llevado durante años al más alto nivel junto a su padre, que lo había creado, para dedicarse al campo, que frecuentaba desde 2003 en Ponzano Monferrato, donde el propio Savio vive ahora con su mujer Elisabetta y sus hijos. Casi al contrario de lo que el nombre (Savio) quiere hacer creer, "¡A l'è mat!" exclaman en dialecto piamontés esos mismos amigos que fueron de los primeros en apreciar los vinos producidos por Savio y sus hijos Alessandro y Matteo, que no sólo inspiraron el nombre de la empresa, sino que empezaron a dedicarse a ella con esmero.
Impulsada por un ímpetu juvenil, Alemat podría ampliar pronto su viñedo, con una moderna bodega cuyo potencial está actualmente sólo parcialmente explotado. Sin embargo, la costumbre de tomarse las cosas con calma, la búsqueda de opciones óptimas realizadas en constante diálogo con Emilio y Mario Ronco, antiguo propietario del viñedo principal y experto enólogo del Piamonte, respectivamente, sugieren que el estilo de la familia Dominici se basa en el respeto a las tradiciones locales y a los ritmos lentos de la naturaleza, no en la improvisación. En el viñedo, las variedades de vid son las autóctonas de la zona, como la Barbera, la Croatina y la Grignolino: cepas que se cultivan con el máximo respeto al medio ambiente y al ecosistema, para producir una fruta pura, concentrada y rica. Racimos que en la bodega se procesan potenciando lo que la estación y el territorio han venido a expresar en la fruta.
Así nacen los vinos de Alemat: de "Emilio" a "Praie", de "Brunaldo" a "Augusta", vinos con una estola única, fieles al valor de la tradición, pero al mismo tiempo capaces de hablar a los gustos de la modernidad.