Es la Francia más auténtica y mediterránea, con sus ricos viñedos a lo largo de la costa que se extienden por cientos de kilómetros desde Niza casi hasta los Pirineos. Provenza y Languedoc-Roussillon son dos regiones que, en las últimas décadas, se han convertido en símbolos de un verdadero renacimiento enológico, que combinan lo típicamente local con una excelente relación calidad-precio. Habéis probado alguna vez un rosado que os hace sentir como si estuvierais cerca del mar? El Rosé "L'esprit de Provence" de la bodega Le Grand Cros cumple este milagro con sus soplos minerales que recuerdan la salobridad, los perfumes expresivos de cítricos y hierbas aromáticas, el sorbo fresco y agraciado. Por otro lado, si buscáis un blanco de valor que represente la complejidad del Languedoc-Roussillon, tenéis que probar el "Marieta" del Domaine des Demoiselles, de marsanne y grenache blanc, dos uvas locales. Un vino que fascina ya desde su nombre: de hecho, en basco Marieta significa "mariquita", un símbolo icónico de la naturaleza. Polifacético, único, poliédrico, en una palabra: integral. Solo os queda saborear las mil facetas de estas extraordinarias regiones: listos para sentir el mar en vuestra copa?