Vicara

Monferrato y el vino: una relación inseparable que se ha transmitido de generación en generación durante siglos. Una zona, la de las provincias de Alessandria y Asti, caracterizada por una continua sucesión de espléndidas colinas de viñedos para una tierra dura, tan difícil como generosa, que ve nacer vinos que han marcado literalmente la historia de la enología italiana. Un territorio que todavía hoy, como en el pasado, se distingue por la presencia de numerosas explotaciones agrícolas familiares, realidades muy fragmentadas que a menudo poseen parcelas muy pequeñas: una producción impermeable pero prestigiosa.
Es aquí donde tres bodegas, Azienda Agricola Visconti, Cassinis y Ravizza, han creado un nuevo y emocionante proyecto: Vicara. Un lugar donde la tradición se encuentra con la contemporaneidad y donde se puede sentir la tensión de los propietarios para producir lo mejor que Monferrato puede ofrecer.
Repartidas en una superficie total de setenta hectáreas, de las cuales unas cuarenta están actualmente plantadas de vid, la bodega cuenta con parcelas situadas en zonas especialmente aptas para la viticultura, y agrupadas en los tres núcleos principales de Bricco Uccelletta, Carcanara y Vadmon. Entre las hileras de vides, que tienen entre siete y setenta años de edad, están adiestradas en el sistema guyot y cuidadas con mansedumbre, y con el máximo respeto por la naturaleza, el medio ambiente y el ecosistema, los tratamientos con pesticidas sintéticos se reducen al mínimo. Al mantener los rendimientos por hectárea muy bajos, mediante podas cortas y aclareos, podemos cosechar uvas de excelente calidad, que se procesan en la bodega, realzando y valorizando lo que la temporada y el territorio han podido expresar en la fruta. A la vendimia le sigue una rigurosa selección de las uvas, que se trituran, se despalillan y se dejan fermentar. Finalmente, con la crianza y el refinamiento, se obtienen vinos simplemente excelentes, entre los mejores de toda la zona de Monferrato.
Desde el Barbera hasta el Grignolino, pasando por los blancos hasta las burbujas, vinos que no hay que perderse.